Dallas

En EE UU, como en España

Estados Unidos afronta desde ayer un caso similar al que ha sacudido a España esta semana: el contagio de una empleada sanitaria de Dallas que atendió al paciente Thomas Eric Duncan, muerto el pasado miércoles por ébola en el Hospital Presbiteriano de Texas. Aunque la investigación puesta en marcha todavía no ha concluido, los primeros indicios apuntan a un error humano en el cumplimiento del protocolo. No obstante, las autoridades sanitarias han valorado que la enfermera infectada reaccionara con prontitud a los primeros síntomas y que, pese a tener poca fiebre, acudiera inmediatamente al hospital y fuera aislada en apenas 90 minutos desde que se comunicara con el centro. De ese modo, se redujo el círculo de potenciales contactos y se ha evitado que se extendiera la alarma social entre la población de Dallas, ya de por sí elevada por cómo se afrontó el caso de Duncan, de origen liberiano, al que no se le diagnosticaron adecuadamente los síntomas que presentaba. Tras su fallecimiento y a día de hoy, medio centenar de personas sigue bajo supervisión médica en el hospital texano. Como puede comprobarse, ni siquiera la primera potencia mundial, que posee los medios más avanzados y sobrada experiencia para hacer frente a crisis sanitarias como la del ébola, está libre de accidentes o descuidos que desembocan en contagio. Por muy rigurosos que sean los protocolos de seguridad, y los puestos en práctica en Madrid lo son, como han certificado los expertos europeos del ECDC, es imposible garantizar el riesgo cero. El nuevo caso en Estados Unidos desmonta la campaña según la cual el contagio de Teresa Romero es consecuencia de los recortes en la Sanidad. La manifestación de la llamada «marea blanca» el pasado sábado, en la Puerta del Sol y frente a la sede del PP, es todo un ejemplo de cómo los sindicatos utilizan el miedo de la gente y, lo que es peor, cómo manipulan el drama de una enfermera contagiada para alimentar sus intereses ideológicos. Sin embargo, mal que les pese a estos profesionales del populismo, el paso de las horas sin que se registren novedades en la evolución de los 15 pacientes sometidos a observación en el Carlos III es la mejor de las noticias. Como lo es, y muy especialmente, que el estado de salud de Teresa Romero esté mejorando. Según los médicos que la atienden, la infección está en proceso de control. Los últimos análisis que le han practicado muestran que la carga viral se reduce. Conviene, no obstante, mantener la cautela porque, según los expertos, la afectación del virus a los diferentes órganos es impredecible. También merece la pena anotar como buena noticia que los militares que trasladaron al misionero García Viejo desde Sierra Leona han superado ya el plazo epidemiológico de los 21 días, lo que les excluye del riesgo de contagio.