El desafío independentista
La responsabilidad de Iceta con la democracia
Está en lo cierto el primer secretario de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, cuando sostiene que es preciso investir un presidente de la Generalitat que no dependa de coaliciones extrañas. Es una postura que debe tranquilizar al conjunto de los ciudadanos de Cataluña que defienden su vinculación con el resto de España y el ordenamiento constitucional, por cuanto procede del líder de un partido que mantuvo «coaliciones extrañas» con quienes, a la postre, han protagonizado el golpe más grave asestado a la democracia española desde el 23-F. Por ello, y con independencia de los resultados electorales del próximo 21 de diciembre, los partidos que conforman el llamado bloque constitucionalista –Ciudadanos, PSC y PSOE– tienen la responsabilidad de actuar no tanto en función de sus intereses propios, sino en los de una Cataluña que debe recuperar la cohesión social y la normalidad en la Administración de sus instituciones. Es evidente, e Iceta lo sabe, que la habitual fractura entre derecha e izquierda ha perdido buena parte de su significado cuando lo que está en juego es la esencia misma de nuestro sistema democrático y la defensa de la legitimidad del Estatuto de Cataluña. El resto de las discrepancias, como el modelo de financiación o la quita que propone Iceta de la deuda pública catalana, tendrán sus foros y sus momentos más adecuados para su discusión.
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