Medidas económicas

Las rebajas fiscales se reflejan en el crecimiento del empleo

La Razón
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Este último mes de mayo, el mercado de trabajo español ha arrojado sus mejores datos de la serie histórica, que comienza en 1996. El número de desempleados se sitúa por debajo de los cuatro millones –exactamente 3.891.403–, lo que no sucedía desde el año 2010, cuando la crisis económica comenzaba a mostrarse en toda su crudeza. Hay 119.768 parados menos que en abril y, en paralelo, las altas en la Seguridad Social han aumentado en el mismo mes en 198.000 afiliados. Como primera aproximación a estas cifras parece claro que el periodo de inestabilidad política de esta legislatura fallida no ha impedido que la economía española siga creciendo y, por lo tanto, generando empleo. Pero, al mismo tiempo, es cierto que la incertidumbre ha hecho que el ritmo de recuperación haya descendido ligeramente, lo que debe tomarse como aviso a navegantes de lo que podría ocurrir de conformarse un futuro Gobierno que rompiera con la actual política de reformas y optara por incrementar el gasto público a base de mayor presión fiscal. Se trata, por supuesto, de no recaer en los viejos vicios de la economía española –que se comportaba tradicionalmente como una máquina de destrucción de empleo en cada cambio negativo de ciclo– y de mantener el actual rumbo que empieza a dar resultados tangibles y muy positivos. Nos referimos al incremento de los contratos de carácter indefinido, que están creciendo en lo que va de año a un ritmo del 16 por ciento, mientras que en el mismo periodo de 2015 lo hacían a un escaso 3 por ciento. Como señala el profesor Sandalio Gómez, uno de los mayores expertos en relaciones laborales del IESE, cuando se mantienen en el tiempo la expectativas económicas positivas, las cifras de los contratos indefinidos se consolidan al alza. Es decir, que el actual marco laboral –amenazado por las propuestas de la izquierda de derogar la reforma llevada a cabo por el Gobierno popular– ofrece la suficiente confianza al sector empresarial y a los autónomos como para plantear inversiones a largo plazo. Es cierto que aún hay una alta tasa de temporalidad, pero no reconocer la evidente mejora de la situación general, como vienen haciendo reiteradamente los sindicatos, tiene más de posición previa ideológica que de análisis objetivo de los hechos. El propio presidente en funciones, Mariano Rajoy, aunque expresaba su satisfacción por los buenos datos del paro, reconocía ayer que sólo nos encontramos en la mitad del camino que es preciso recorrer hasta llegar a los 20 millones de trabajadores, que es la cifra-objetivo de Mariano Rajoy para la próxima legislatura y el nivel de empleo adecuado para poder mantener el equilibrio presupuestario y las cuentas de la Seguridad Social. Asimismo, la actual evolución positiva del mercado laboral hay que adjudicarla, en mayor medida, a la recuperación del consumo interno, que ha sustituido al capítulo exportador como el motor económico, lo que puede atribuirse, como ha hecho el ministro de Hacienda en funciones, Cristóbal Montoro, a las rebajas impositivas que, entre los años 2015 y 2016, han puesto en manos de empresarios y particulares alrededor de 9.000 millones de euros. Sin duda, la propuesta del Partido Popular de insistir en las rebajas fiscales a medida que siga creciendo la economía parte del claro convencimiento de que a mayor presión fiscal, menor crecimiento. Una vez superada la crisis, es la opción más acertada.