Venezuela

Podemos se descubre

La Razón
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Hasta la fecha, Podemos ha sacado partido de la carcasa retórica y mediática en que ha consistido su presencia pública. La utilización eficaz de la demagogia, del eslogan e incluso del tópico ha funcionado en un caldo de cultivo social hastiado por la crisis y por la desconfianza hacia una clase política decepcionante para muchos. Se ha manejado en esas claves con la soltura del descreído y la ambición del advenedizo. Se ha ceñido a una cómoda ambigüedad que le ha facilitado las simpatías ciudadanas hasta extremos difícilmente comprensibles. Pero su irrefrenable exposición pública, propia también de la agenda electoral próxima, le está haciendo abandonar su espacio de confort. Además de los escándalos sobre su financiación y su colaboración con el caudillismo bolivariano, conviene no pasar por alto sus conexiones con los proetarras y su estrategia para pescar en ese granero de votos que parecía exclusivo de las marcas blancas batasunas. Su discurso antisistema, crítico con el marco legal vigente, sus comprensivas y hasta elogiosas reflexiones sobre ETA y sus guiños a gentes como Otegi están calando en un mundo que parecía cerrado. Tanto es así que hasta Bildu se ha comenzado a preocupar y ha decidido revisar su estrategia ante el fenómeno Podemos, que amenaza sus cálculos electorales. Sus simpatías y su cercanía con un mundo responsable de la época más negra de nuestra democracia, con cientos de asesinados y miles de víctimas, lo dicen todo sobre gentes que en pleno siglo XXI justifican o comprenden el uso de la violencia, la tortura y el asesinato, ya sea en la España de hace unos años o en la Venezuela de hoy en día. En su defensa de la izquierda vasca y de ETA, Pablo Iglesias decía en una herriko taberna en 2013 que, «por mucho procedimiento democrático que haya, existen determinados derechos que no se pueden ejercer en el marco de la legalidad española». Hablaba entonces el mismo que es capaz hoy de ensalzar el patriotismo y de defender el derecho de autodeterminación en función de la comunidad autónoma que pisa. Quien así procede, sea quien sea, no es de fiar y las sociedades deben estar prevenidas y ser conscientes de la auténtica naturaleza de estos movimientos populistas. En ese sentido, ayer se conocieron también algunas de sus principales propuestas económicas, más extremas incluso que las de Syriza, que han agudizado en Grecia el colapso económico. Entre sus recetas retirar la ficha bancaria a las entidades implicadas en blanqueo, una nueva tasa a los bancos, más impuestos a las empresas, una bajada del IVA y más gasto público para estimular el crecimiento. Todo un cóctel corrosivo, con riesgo sistémico, que atentaría directamente contra el bien común. Conviene, por tanto, ver realmente lo que son y no lo que pretenden aparentar ser.