Galicia

Respaldo inequívoco de Europa

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, personalizó ayer en la figura del ex presidente gallego Gerardo Fernández Albor, a quien condecoró con la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, las dos virtudes irrenunciables, que en el fondo son la misma, a la hora de superar la actual crisis: unidad nacional y esfuerzo común. La referencia no podía ser más oportuna cuando desde el separatismo catalán se cuestiona a España y se pone en peligro el futuro de todos. Mariano Rajoy, como la mayoría de los españoles, tiene la convicción de que la pluralidad que constata expresamente nuestra Constitución es un valor en sí misma si se entiende como la que ha ejercido durante toda su vida política Fernández Albor: «Un galleguismo que sabe lo mucho que significa Galicia en España y lo mucho que la pluralidad de España aporta a Galicia». Coincidía el acto honorífico con la difusión del último barómetro del CIS, referido al mes de diciembre pasado, en el que se reflejan las graves preocupaciones de los ciudadanos sobre la situación actual del país, con el paro y la corrupción entre los desafíos más notables; pero, también, con el anuncio por parte de los portavoces oficiales de la Comisión Europea de que no se iba a pedir que España adopte medidas adicionales para corregir el déficit de 2013, puesto que, y es importante recalcarlo, la Comisión «ha concluido que se ha tomado una acción eficaz en términos de esfuerzo fiscal». No significa que se puedan lanzar las campanas al vuelo y la misma Comisión Europea advierte de que no está despejado el camino para 2014, pero sí, y debe ser motivo de satisfacción, que los esfuerzos presupuestarios que afrontan los ciudadanos y la política de reformas comienzan a dar sus frutos. Y el más significativo de todos ellos es la recuperación de la credibilidad de España como país solvente entre los socios de la Unión Europea. Ayer, en Galicia, Mariano Rajoy no se refirió directamente a esta nueva muestra de respaldo de Europa –que tan reticente estuvo con nuestras cuentas, especialmente con los déficits autonómicos–, siguiendo esa política de prudente realismo que ha caracterizado su primer y muy difícil año de Gobierno. Pero sí reclamó las dosis de optimismo la vuelta de la confianza en nuestras posibilidades para acortar el penoso camino que hay que recorrer. Por su parte, el presidente del Gobierno anunció que seguirá con el imprescindible programa de modernización y reforma del Estado. Debe empeñarse en ello. Todo indica que España está atravesando el momento crítico de inflexión y que es más importante que nunca abordar las políticas grandes, con visión de futuro, a las que se refirió Su Majestad el Rey en el mensaje de la pasada Nochebuena.