Y volvieron cantando

La encrucijada del PP catalán

Los comicios del «23-J» fueron el gran aldabonazo que hizo sonar todas las alarmas en el PP, con un resultado en el que el PSC brindó a Sánchez su mayoría para seguir en La Moncloa

Con independencia de que Alejandro Fernández sea un buen candidato –que sobradamente lo es– y un excelente parlamentario como los que no se encuentran en la política nacional (que le pregunten a Pere Aragonès) pero a la vez un perfil poco identificado con eso que llaman hombres de partido ya saben, de los que actúan al ritmo de lo orgánico y se patean los pueblos cada fin de semana, la gran pregunta que todavía no acaba por contestarse a sí mismo el Partido Popular en Cataluña es ¿Qué quiere ser de mayor? Hubo un tiempo en el que, cuando el autobús electoral de la antigua Alianza Popular se adentraba por tierras catalanas había dos cosas que ya estaban prácticamente asumidas, una que el aforo del mitin no estaría precisamente a reventar y la otra, las muchas posibilidades de que el autocar con don Manuel Fraga y el grupo de periodistas dentro fuera recibido con huevos o incluso con pedradas. Doy fe de ello por haberlo vivido. Después, con la normalización de la vida social y política tras la transición se acabó afortunadamente con esa situación y en el caso del PP incluso se abrieron esperanzadoras vías de presencia institucional y penetración en el tejido social que dieron con unos más que aceptables resultados reflejados en escaños nacionales cuando llegaban las generales, especialmente durante las etapas de Vidal Quadras, Piqué o Alberto Fernández y también de la propia Alicia Sánchez Camacho permitiendo en todos los casos el acceso de Aznar primero y Rajoy después a unas holgadas mayorías absolutas que se acabaron transformando en raquíticas mayorías minoritarias como la que le costó a Rajoy una exitosa moción de censura de sus adversarios o la que ahora ostenta Núñez Feijóo, justo cuando el partido en esa comunidad clave comenzó a dar bandazos, perder parte de su identidad y no erigirse como una opción de recorrido en Cataluña.

Los comicios del «23-J» fueron el gran aldabonazo que hizo sonar todas las alarmas en el PP, con un resultado en el que el PSC brindó a Sánchez su mayoría para seguir en La Moncloa y ese es el gran reto de Alejandro Fernández, no solo en las elecciones de este domingo, sino en la travesía del desierto que después habrá de afrontarse y ahí, el puente aéreo con Genova-13 habrá de resultar clave. Cataluña les necesita.