Tribuna
¿Esclavistas? ¿Habla en serio?
Los nativos eran propietarios de tierras, bienes y haciendas y desde luego su libertad. Cosas que les quitaron los supuestos libertadores de aquellas tierras en el XIX
Me sorprende leer algunos relatos de algún miembro del Gobierno intencionadamente manipulados con fines, como poco, espurios o malintencionados.
Por ello, creo no estar equivocado cuando digo que los esclavos negros que trabajaban en las plantaciones inglesas y holandesas que conseguían huir y se acogían a la protección del Virrey de la Nueva España pasaban a ser hombres libres y los que lo deseaban, a integrarse en las Fuerzas Reales en los llamados Regimientos de «Morenos». Luego combatieron con valor contra los ingleses junto a las tropas españolas en la Guerra de Independencia norteamericana. En el siglo XVIII existían «compañías de morenos libres» en el Ejército español.
El primer general español negro, Eusebio Puello y Castro, dominicano, ascendió al generalato a mediados del siglo XIX, muy joven y más de un siglo antes que el primero norteamericano.
Creo recordar que los nativos americanos pasaban a ser súbditos de la Corona de España con el único requisito de ser bautizados. La bula papal que legitimaba la exploración de aquellas tierras lo demandaba. El Papa era como las Naciones Unidas en la actualidad. Toda exploración o descubrimiento debía ser sancionado por la Santa Sede que concedía, o no, la titularidad del territorio, todo ello para evitar conflictos entre los reyes. «Padrecito bautíceme» decían los nativos cuando veían a un franciscano o dominico.
Por cierto, Carlos I detuvo la exploración americana durante cinco años por las dudas por su legitimidad, ética y moral. Ginés de Sepúlveda demostró que Bartolomé de las Casas estaba equivocado a pesar de su tono hiperbólico, exageraciones y falsedades. Este último se hizo famoso gracias a Holanda e Inglaterra, enemigas de España y por razones obvias. En fin, triunfó el relato manipulado.
Los nativos tenían derecho a presentar quejas ante la Real Audiencia, de las que había muchas, y según consta eran muy activos y litigantes en defensa de sus derechos. Eran además propietarios de tierras, bienes y haciendas y desde luego su libertad. Cosas que les quitaron los supuestos libertadores de aquellas tierras en el XIX, exterminando a la mayoría en algunos países por haber apoyado al Rey de España.
No sé por qué haríamos 24 universidades y además dos en Filipinas, hospitales, colegios, catedrales, ciudades modernas, bien organizadas y para ayudar, hicimos los diccionarios y gramáticas del nauatl-español y quechua-español, mucho antes que las hubiera en Europa, y después de la de Nebrija de 1492, además de muchas reales audiencias.
En fin, me pregunto por qué México fue la ciudad más rica, importante y más poblada durante mucho tiempo, mucho más que las norteamericanas de entonces, y controlaba el comercio entre China y España y Europa, al estar a mitad del camino real entre Acapulco en el Pacífico y Veracruz en el Caribe.
Por qué será que los mejores navíos españoles se construían en los astilleros en Cuba.
Además, cómo se le ocurrió a Moctezuma, antes de morir, pedir a Cortés que cuidara de sus hijos. ¡A su esclavista! Sus descendientes viven en España y uno de ellos, el Duque de Ahumada, fundó la Guardia Civil.
Los virreyes españoles que eran designados por cuatro años, debían pasar el «juicio de residencia», así llamado porque se mantenían residentes allí hasta fin del juicio, y donde delegados del Rey revisaban por 6 meses la corrección, rectitud y cumplimiento de las leyes y normas durante su mandato. Eran corregidos, en su caso.
Claro que había algunos españoles que incumplían la ley y se desmandaban. Hoy en España estoy seguro que todos cumplimos las leyes y somos fieles ciudadanos, sin duda alguna. En fin, sin comentarios.
Por último, los supuestos esclavistas imaginarios son tan torpes que en el primer nivel de la fachada principal del Palacio Real de Madrid, la de la Plaza de la Armería, van y colocan dos estatuas tamaño natural de Moctezuma y de Atahualpa. Me pregunto yo por qué tanto honor a los dos antecesores de los primeros virreyes españoles de Nueva España y Perú, (azteca e inca). En fin, estimados lectores, no puedo terminar sin expresar el clásico «la ignorancia es atrevida» pero en el caso de representantes de la soberanía nacional la falta de cultura histórica no tiene perdón ni excusa.
Lo que Dios no da, Salamanca no presta, decían los clásicos.
Luis Feliu Bernárdez.General de brigada retirado.
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