
V de Viernes
Experimentación climática
Polémica por la decisión de una agencia de investigación británica de oscurecer la luz solar con aerosoles o iluminadores de nubes
Medio centenar de volcanes están en erupción actualmente en el mundo. Aunque pueda parecer lo contrario, los expertos aseguran que tales fenómenos no aumentan el cambio climático, sino que enfrían el planeta al oscurecer la atmósfera obstruyendo la radicación solar. Bien, pues eso es lo que se dispone a poner en marcha un grupo de científicos británicos, pero de manera artificial, con objeto de atenuar la luz solar sobre la corteza terrestre y, teóricamente, enfriar el planeta. Cierto que cualquiera que conozca Gran Bretaña saca la rápida conclusión de que allí lo que necesitan son más días de sol, no menos. Pero el Gobierno de Starmer está decidido a financiar un experimento climático con objeto de «atenuar el sol», sin haber pedido permiso a nadie y sin someter tal procedimiento a referéndum para que las personas decidan si les parece una buena idea o una locura. Una consulta que no debería hacerse solamente en Gran Bretaña, pues atenuar el sol es algo que afectará inevitablemente a otras latitudes.
El proyecto de la agencia gubernamental de financiación de la investigación y la invención avanzadas ha reservado 50 millones de libras para este proyecto. La operación cosiste en pruebas de campo que podrían incluir la inyección de aerosoles en la atmósfera o el aumento del brillo de las nubes para reflejar la luz solar.
Sobre el primero, se trata de métodos de reflexión de la luz solar (SRM), que incluyen la inyección de aerosoles estratosféricos (SAI), mediante la cual se liberan pequeñas partículas en la estratosfera para reflejar la luz solar. El segundo es el Iluminador de Nubes Marinas (MCB), en el cual los barcos rociarían partículas de sal marina para mejorar la reflectividad de las nubes bajas.
Los «científicos climáticos», popularmente conocidos como «calentólogos», dicen que los esfuerzos para reducir las emisiones de carbono no están funcionando con la suficiente rapidez, y que hay que empezar a intervenir. Pero la comunidad científica está dividida ante las propuestas de manipulación climática y los proyectos de geoingeniería con objeto de revertir la radiación solar y secuestrar CO2. A favor se ha manifestado siempre Bill Gates, partidario de reducir la temperatura cubriendo desiertos con plásticos reflectantes, mega plantaciones de cultivos transgénicos con hojas reverberantes, almacenamiento de CO2 comprimido en minas abandonadas, inyección de aerosoles en la estratosfera para bloquear la luz solar, «blanqueamiento» de nubes para repeler la radiación o desvío de corrientes oceánicas.
En el ámbito de la biología, los expertos consideran que se trata de ideas descabelladas y auguran que, de implantarse, van a generar más daños que los que pretenden mitigar.
No parece muy sensato que un grupo de científicos, por muy británicos o norteamericanos que sean, decida activar este tipo de medidas extremas sin que exista un consenso entre países y en el seno de Naciones Unidas. La mayoría de los científicos son gente seria, pero también hay mucho loco metido a la experimentación climática.
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