Al portador

Feijóo y Ayuso bailan juntos el son de las contradicciones

Feijóo y Díaz Ayuso quizá no coincidan, pero tampoco discrepan –ni llegan a la contradicción– en sus posturas sobre Bildu

Blaise Pascal (1623-1662), francés, físico, matemático y teólogo católico, también uno de los primeros diseñadores de calculadoras mecánicas, creía que «ni la contradicción es indicio de falsedad, ni la falta de contradicción es indicio de verdad». Otro teólogo católico, aunque discrepante con la ortodoxia vaticana, el suizo Hans Küng (1928-2021), sostenía que «a través de las contradicciones hemos de buscar lo complementario». Las afirmaciones, con siglos de diferencia, del francés y del helvético, parecen hechas a la medida de las teóricas diferencias entre Isabel Díaz Ayuso y Alberto Núñez Feijóo sobre Bildu y una hipotética ilegalización. No consta que ni uno y otra dominen la obra de Pascal y mucho menos la de Küng y la de otros pensadores –que abundan– que encuentran aspectos positivos en las contradicciones. La prueba, quizá, es que no han acudido a su magisterio, mientras les llovían algunas –pocas– críticas internas y toneladas externas, sobre todo de sus adversarios de la izquierda. Ellos, sin embargo, parecen limitarse a bailar, con mejor o peor estilo, el son –baile popular caribeño de parejas enlazadas– de las contradicciones. El poeta chileno Vicente Huidobro (1893-1948), en «Altazor o el viaje sin paracaídas» prefería otro ritmo: «Flor de contradicciones bailando un fox-trop», un estilo que tampoco está claro si dominan los dos líderes populares.

Feijóo y Díaz Ayuso quizá no coincidan, pero tampoco discrepan –ni llegan a la contradicción– en sus posturas sobre Bildu. Cada uno hace su papel y poco más, lo que no impide que sus rivales electorales intenten sacar petróleo de cualquier fisura en el terreno popular, como los del PP hacen con sus oponentes. Es el ser y la esencia de las campañas electorales, por otra parte cada vez más tediosas y, sobre todo, interminables. Díaz Ayuso persigue la mayoría absoluta en la Comunidad de Madrid y Feijóo comparte ese objetivo. Es algo que les interesa a ambos y la presidenta madrileña, con o sin ese resultado, no es ahora ningún rival para el líder de los populares, cuyo momento de la verdad serán las elecciones generales. Díaz Ayuso –es así– le ayudará a intentar llegar a La Moncloa y si Feijóo no lo consigue, ya se verá. Cuatro años es mucho tiempo, también para que a un(a) hipotética aspirante se le pase su momento si es que llega existir. El socialista manchego Page acaba de descartarse para liderar el PSOE: «Otras comunidades no me acogerían». Toda una reflexión, mientras Feijóo y Ayuso bailan el son y apuntan las tesis sobre la contradicción de Pascal, Blaise.