Canela fina
Félix Bolaños
«Félix Bolaños es partidario de comprender, no juzgar, y se esfuerza por mantener al PSOE en la línea socialdemócrata del socialismo europeo»
Apenas conozco a Félix Bolaños. Un almuerzo fugaz, alguna cena social, ninguna relación personal. Pero le he seguido políticamente en una buena parte de sus declaraciones públicas y de su actividad gubernamental. En mi opinión, Félix Bolaños es un hombre culto sin pedanterías, razonador sin aspavientos, sagaz sin estériles fogonazos. Hombre de trato sencillo, carece de la altivez propia de los cargos que ha ocupado y se muestra siempre constructivo, más propicio a comprender que a juzgar.
Todos cometemos errores, pero si se quiere medir la calidad de una persona hay que considerar los aciertos junto a las equivocaciones. Y el balance de Félix Bolaños resulta abrumadoramente positivo. Por eso me ha parecido fuera de lugar el ensañamiento con que le han distinguido algunos socialistas destacados. «Pedro Sánchez no quiere a Bolaños ni de suplente», se leía en un titular digital. «El hundimiento de Félix Bolaños deja sin control a los asesores de Moncloa», se apunta en otro diario afín a Moncloa. «Pedro Sánchez ha retirado de golpe todos los galones a quien era su hombre de máxima confianza». Y será excluido «para las próximas elecciones generales tanto en las listas como en las pretensiones que tenga en los cargos».
Y bien. El presidente del Gobierno ha tenido el acierto de incluirle en la lista clave de Madrid en tercer lugar, lo que ha enmudecido dentro del PSOE a los que consideraban a Félix Bolaños un cadáver político, sobriamente escabechado. Sus cualidades se han impuesto, consiguiendo el reconocimiento que se merece un hombre que, durísimo negociador, se ha mostrado siempre constructivo, de fácil trato y buena educación.
Ni pertenezco ni he pertenecido nunca a ningún partido, pero políticamente estoy muy lejos de los planteamientos ideológicos de Félix Bolaños, destacado alfil de un Gobierno, alineado junto a la extrema izquierda comunista y que ha establecido pactos con los secesionistas catalanes y con los proetarras de Bildu. Pero me parece de justicia política y de equilibrio periodístico reconocer las circunstancias que rodean a un dirigente socialista que se esfuerza, dentro de sus posibilidades, por dar coherencia y estabilidad a la política socialista manteniendo la posición socialdemócrata que caracteriza al socialismo europeo.
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