«De Bellum luce»

La foto que no esconde nada

Sánchez ha demostrado que no tiene límite moral ni político. Dentro del PSOE, quienes le tratan, dicen de él que no tiene amigos ni principios que condicionen sus objetivos

Sánchez saludó con una gran sonrisa, con afecto indisimulado, a los representantes de Bildu. Son los únicos que le han dado por garantizado su apoyo sin exigencias estridentes en público porque lo que más les importa, los presos etarras, ya lo tienen acordado. Fue una foto chirriante todavía para los socialistas vascos y para muchos socialistas que, aunque no sintieron directamente sobre ellos la presión diaria de la organización terrorista, todavía sienten repulsión por lo que representan esas siglas.

La foto con Bildu no esconde nada. No hay propaganda oficial que sea capaz de ocultar lo que hay detrás de ese saludo efusivo y cordial entre el presidente del Gobierno en funciones y los portavoces de Bildu. Aunque a primera vista el foco esté puesto en sacar adelante una investidura, lo que se está intentado armar por detrás es un proyecto de revisión encubierta de la Constitución que vaya menguando poco a poco la mayoría que apoya al PP y a Vox.

Sánchez ha demostrado que no tiene límite moral ni político. Dentro del PSOE, quienes le tratan, dicen de él que no tiene amigos ni principios que condicionen sus objetivos. También dicen que les va contando que por más que les moleste a algunos, estará otros cuatro años, porque no tienen ninguna duda de que la investidura saldrá adelante, y desmiente categóricamente que se plantee dar el salto a Europa en unos años, aprovechando, por ejemplo, la vacante en el Consejo Europeo. Los socios hablan de él como un «artista del troleo», capaz de encamarse con todos los que necesita para mantenerse en el gobierno sin pagar luego a ninguno lo prometido. Aunque pagar, acaba pagando.

La capacidad de la izquierda de construir un relato que cale en el imaginario popular es casi imbatible. Lo han conseguido en la operación limpieza de cara de Bildu hasta el punto de hacerles más presentables y menos temidos que los vociferantes perfiles histriónicos de Vox que se han envuelto en banderas ideológicas que no tienen ni siquiera recorrido legal. Por eso, algo de razón tienen los que dentro del PP esperan más astucia en el equipo de Feijóo para lidiar en un Madrid en el que las trituradoras de picar carne no tienen piedad. Algunos de los que se dicen mesías de la derecha están haciendo más daño a Feijóo que sus adversarios. Y en Génova quizás harían bien en escuchar a los que desde el norte les advierten: mientras no se libren de ese yugo, el PP no podrá volver a gobernar.