Mar en calma
Frena
A nuestro cerebro no le vienen bien las prisas. Solo generan estrés
Hasta que no llega un momento de asueto en el periodo estival, como el que muchos inauguramos estos días, en el que toca bajar el ritmo o directamente frenar, no somos conscientes de lo acelerados que vamos por la vida.
Me he tenido que venir a Soria para disfrutar de la nombrada y demandada «slow life» o mejor, sin recurrir a anglicismos que adoptamos como si nuestra rica y hablada lengua en todo el mundo no fuera lo suficiente clara, concisa y concreta, en perfecto castellano decimos, directamente: ¡vamos a parar el mundo! O al menos a ralentizar su ritmo. Por salud física pero sobre todo por salud mental. A nuestro cerebro no le vienen bien las prisas. Solo generan estrés.
El refranero español, que es muy sabio, nunca falla: «las prisas nunca fueron buenas» o «vísteme despacio que tengo prisa». Y es que como la prisa no es buena consejera, repitamos: ¡no tengo tiempo para tener prisa! Porque el tiempo es muy valioso y con qué facilidad se lo entregamos sin pudor a nuestros dispositivos electrónicos, principalmente el teléfono móvil, pero no para llamar a un ser querido, que sería un tiempo muy bien invertido, sino para tirarlo por la borda en alguna aplicación cuyos frutos suelen ser inútiles, totalmente insustanciales.
Y como acabo de leer en el último libro de mi querido amigo Mago More «Superpoderes para el día día»: matar el tiempo no es un asesinato, ¡es un suicidio!
Nunca recordamos lo suficiente estas verdades a tener siempre presentes:
1.Nuestro promedio de vida es corto.
2. Vives la vida que te generas.
3. Estar ocupado no implica ser productivo.
4. Antes del éxito, habrá fracasos.
5. Pensarlo no es lo mismo que hacerlo.
6. No hace falta una disculpa para perdonar.
7. Lo que tienes no define quién eres.
8. Todo cambia todo el tiempo.
9. Cuidarte y amarte es tu responsabilidad.
10. Frenar de vez en cuando, conviene.
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