Sin Perdón

Un gobierno más combativo

«Las piezas encajan dentro del peregrino esquema de soberanía popular que sirve para legitimar una cosa y la contraria»

Nunca he compartido la peregrina teoría de menospreciar a Sánchez, porque ha conseguido, una vez más, culminar con éxito sus objetivos y ahora afronta cuatro años con vocación de superar, posteriormente, el tiempo que González estuvo en La Moncloa. Desde luego, es más atractivo ser presidente del Gobierno que convertirse en el mayordomo de Estados Unidos en la OTAN o de Francia y Alemania en la Comisión Europea. Cuenta con un abrumador apoyo mediático, así como un partido que le ha otorgado el mayor poder que nunca ha tenido un secretario general del PSOE. Ha conseguido que acepte la inconstitucional amnistía y los pactos con los independentistas y los antiguos dirigentes del aparato político y militar de ETA. Por tanto, con estos mimbres tiene instrumentos para avanzar en su estrategia. Otro aspecto interesante es que tiene las ideas claras y una firme voluntad que le hace afrontar cualquier desafío sin importarle las consecuencias. Esta determinación le hace un enemigo tan peligroso como implacable. No he conocido un depredador político que se aproxime a su ferocidad.

Es inquietante el fenómeno de colonización institucional que le ha permitido controlar todos los resortes del poder. Por ello, el proceso se completará con el Poder Judicial utilizando el Legislativo. Las piezas encajan dentro del peregrino esquema de soberanía popular que sirve para legitimar una cosa y la contraria. Una vez constatado que completará la legislatura y que le levantará la cartera a Puigdemont y Junqueras, el análisis del Gobierno que ha formado refleja un carácter más político y combativo. No creo que pueda sacar adelante muchas leyes, aunque supongo que seguirá utilizando los decretos ley o las proposiciones de ley cuando quiera recompensar a sus aliados. No importa, porque comienza una legislatura que es una continuidad del proyecto ideológico desarrollado en la anterior. La batalla con la oposición será dura, pero también gestionando las complicadas relaciones con los independentistas, aunque le puede beneficiar el resultado que obtengan en las catalanas y que creo que les será desfavorable. Lo único que me apena es que seguirá la bronca, la confrontación y el frentismo. Al menos no ha nombrado a Óscar Puente como portavoz.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)