
Insensateces
Idiotas
Milei ya recuperó «invalidez» (otra palabra fuera de tiempo) para endurecer las condiciones para acceder a esas ayudas
La última (penúltima siempre) de Javier Milei es habitualmente más bochornosa que la anterior, pero mucho menos que la siguiente. A pesar de toda esa ingente masa de fans en el mundo, convencidos de que sus ideas económicas estaban por encima de la caricatura del personaje, al castillo de naipes hace rato que no le queda ni una sola carta en pie, ni nada que se le parezca. Mientras esto escribo, llegó la última: por mail, han sido despedidos cerca de 1.800 trabajadores de Capital Humano (un Ministerio que en realidad eran cinco fusionados), con el Área de Niñez y Adolescencia muy afectadas. Así que es la penúltima a la que me quiero referir. En un intento por endurecer los criterios para acceder a una pensión, la Agencia Nacional de la Discapacidad varió la calificación de los colectivos y su designación para poder tener derecho a una ayuda económica. Durante unas horas, en documentos oficiales de esa Agencia (dirigida por el ex abogado personal de Milei) se establecía un nuevo baremo para medir los grados de discapacidad a partir de los cuales se podría cobrar o no una pensión. Durante unas horas, las palabras «idiota», «imbécil» y «retardado», términos obsoletos y retirados desde hace varias décadas, cobraron vida en esa modificación sin poderse encontrar una explicación sobre a quién, cómo y de qué manera, se recurrió a este vocabulario denostado y superado. Hay que recordar que, a mediados del año pasado, Milei ya recuperó «invalidez» (otra palabra fuera de tiempo) para endurecer las condiciones para acceder a esas ayudas. Ahora su Gobierno, pasados unos días de la escandalera, ha dicho que fue un «error», presionado por las protestas de los colectivos implicados. Milei, ese personaje alabado por los economistas liberales y libertarios, suele referirse a sus críticos con esos mismos o parecidos: «mongólicos», «idiotas», «descerebrados» y, ese clásico suyo tan usado en mítines que es «zurdos hijos de puta». Lo lisérgico de todo esto es que el «error» no extrañó. Parecía posible. Nadie pensó «es absurdo que esto sea verdad». Porque, de tanto retorcer el brazo a un país en nombre del dinero, lo que menos importa es la gente. Pues este menda es el espejo en el que quieren que se mire la política actual. Idiotas.
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