El canto del cuco

La izquierda, ante el espejo

Las discrepancias en política exterior del «Gobierno de progreso», aún en funciones, son clamorosas en casi todos los campos, lo que debilita ostensiblemente el papel internacional de España

El conflicto israelí-palestino ha puesto frente al espejo a la izquierda en España. Y no sale bien parada. Muchas de sus figuras más conocidas se han colocado combativamente de parte de los palestinos y contra Israel. No han salvado siquiera las apariencias de objetividad ante la evidencia de que el origen inmediato de este enfrentamiento ha sido el brutal ataque de Hamás, actor destacado del terrorismo islámico, a la población israelí más indefensa. Han demostrado poca sensibilidad moral. No han esperado siquiera a que los padres judíos enterraran a sus hijos, víctimas de la barbarie. En sus manifestaciones públicas y su griterío confunden al sufrido pueblo palestino con Hamás.

La queja diplomática de la embajadora de Israel en Madrid estaba plenamente justificada, ante el comportamiento impresentable de una parte del Gobierno en esta crisis, con la «podemita» Belarra a la cabeza. Son los socios de Sánchez, con la complicidad de una parte del PSOE. No hay otro Gobierno de la Unión Europea con ministros tan poco amigos de Israel y tan activistas manifiestos de la causa palestina. Las discrepancias en política exterior del «Gobierno de progreso», aún en funciones, que Pedro Sánchez pretende reeditar, son clamorosas en casi todos los campos –desde Ucrania a Venezuela, desde el Sáhara a la OTAN–, lo que debilita ostensiblemente el papel internacional de España.

Este Gobierno refleja como en un caleidoscopio lo que pasa en la izquierda. Afortunadamente no es esa la línea dominante en la sociedad española, aunque, con semejantes dirigentes políticos, a este paso hay riesgo de rebrotes antisemitas en la calle. Eso se ve favorecido además por la cultura dominante, en la que siguen teniendo una influencia considerable los herederos intelectuales del viejo Partido Comunista y sus ramificaciones marxistas más radicales, que estos días se ponen la «kufiya» y salen a la calle en manifestación. Y no podía faltar el manifiesto de rigor, encabezado por el incombustible Almodóvar, acompañado por los «intelectuales» habituales de la corte izquierdista del espectáculo.

Un grupo de intelectuales israelíes –esta vez intelectuales de verdad–, encabezados por David Grossman, Eva Illouz y Aviad Kleinberg, de inequívoca tendencia progresista, han salido al paso de esta acrítica deriva anti-israelí. Han publicado un manifiesto en el que se quejan con amargura de «la insensibilidad moral de la izquierda». «Más que nunca –dicen– necesitamos la solidaridad de los progresistas de todo el mundo, en forma de un llamamiento inequívoco contra la violencia indiscriminada hacia la población civil de Israel y Palestina». En este espejo debería mirarse el Gobierno y la desquiciada izquierda española.