
Y volvieron cantando
El lastre Yolanda
El Gobierno de coalición renquea ahora más que nunca, sobre todo porque la inesperada llegada al patio político del debate sobre el aumento del gasto militar
Tras el acuerdo fiscal sobre el SMI y las plumas que se ha dejado, a Yolanda Díaz le queda poco por rascar. Definitivamente, en el entorno de Sánchez ya están todos convencidos de que la vicepresidenta segunda y lideresa de Sumar, enfilando desde hace tiempo la puerta de salida de esta renqueante formación, comienza a resultar un verdadero y auténtico lastre para las aspiraciones del presidente por avistar la orilla de 2027 con un mínimo de sobresaltos parlamentarios. Yolanda ya no es aquella «prima donna» aupada por el propio Sánchez y sobredimensionada en sus posibilidades por algún «cerebrito gris» ex de La Moncloa y ahora en otros menesteres del análisis político y demoscópico. Ahora, la política exportada desde Galicia –más bien facturada desde esa comunidad a la corte y envuelta en papel de regalo con sello de no retorno– ya ni siquiera luce aquella interminable sonrisa ni esa apariencia de firme seguridad que escondía un argumentario ideológico tan pobre y hueco que no pasaba de la coletilla mil veces repetida ante los periodistas: «esto va de».
El Gobierno de coalición renquea ahora más que nunca, sobre todo porque la inesperada llegada al patio político del debate sobre el aumento del gasto militar –que así se llama– ha avivado y de qué manera la carrera de frágiles cuadrigas entre Podemos y Sumar para ver quién se acaba quedando con las migajas a la izquierda del PSOE, o lo que es igual, para evitar una desaparición tan sonora como la de Ciudadanos y alguna otra aventura anterior contra el bipartidismo. Lo último era la votación en contra del Gobierno al que aún pertenece a propósito del incremento de las inversiones en defensa adobado con una petición para salir de la OTAN atestada de guiños y homenajes a una España que llenaba las calles de manifestantes hace cuarenta años, pero que ya no existe.
Sánchez sabe que tiene un problema con Yolanda Díaz. Aunque se ningunee al Parlamento queriendo gobernar a golpe de república presidencialista –más bien bolivariana–, las votaciones perdidas en el Congreso son punzantes agujas ante las que no hay piel que se resista. También desearía un interlocutor nuevo y más válido en Sumar, pero resulta que esa plaza de sepulturero no tiene demasiados pretendientes. Ergo, habrá que tragar con una Yolanda sin liderazgo, sojuzgada, atribulada y sin un «esto va de» mínimamente convincente. Un lastre.
✕
Accede a tu cuenta para comentar