Al portador

Los «meses de la basura» y el «voto de cemento» del PSOE

Todo dependerá de los cálculos electorales del inquilino de La Moncloa y de cuándo crea que le conviene más disolver el Parlamento y convocar elecciones

Emil Cioran (1911-1995), el escritor y filósofo pesimista rumano-francés, explicaba que «no puedo aportar nada a este mundo porque solo tengo un método: agonía». El «garbage time», «tiempo de la basura», es como se describen, sobre todo en el baloncesto profesional americano de la NBA, los minutos finales de un partido en el que el resultado está decidido y no hay posibilidades reales de cambio. Se trata de un tiempo que se considera irrelevante para el resultado. Originario del baloncesto, ahora también se utiliza en otros deportes, sobre todo en el fútbol. La expresión, muy popular, se podría aplicar con naturalidad a la política, por ejemplo, en estos momentos a la española y a la francesa. El anuncio de Junts, el partido de Puigdemont, de que votará en contra de todas las iniciativas legislativas –ya se verá si hay excepciones bien pagadas–, coloca a la legislatura actual en sus «meses de la basura», que pueden ser muchos o pocos. Todo dependerá de los cálculos electorales del inquilino de La Moncloa y de cuándo crea que le conviene más disolver el Parlamento y convocar elecciones.

Pedro Sánchez ha encajado el golpe con una nueva autoapelación a su legendaria –y contrastada– capacidad de resistencia. El portazo de Junts alimenta especulaciones variadas, incluidas mociones de censura con un candidato independiente para llamar a las urnas. No parece factible. Ni a Junts ni al PP les conviene. Los de Puigdemont, por si acaso, ya han dicho que no figura en sus planes. Para Núñez Feijóo, un pacto –por muy instrumental que sea– con los «indepes» que lidera Míriam Nogueras en Madrid tampoco le aporta nada. Sería munición para Vox que, además, también tendría que apoyar la jugada. Por eso, el «tiempo de la basura» puede durar meses, como mínimo hasta la primavera, según los más optimistas. La coartada para adelantar elecciones entonces surgiría tras el rechazo –ya es evidente– a unos Presupuestos que prometerían toda clase de ayudas y aumentos de gasto. Serían también el primer acto de campaña. Sánchez, digan lo que digan las encuestas –excepto las de Tezanos–, está convencido de que ahí está y estará lo que algunos llaman «el voto de cemento» del PSOE, que es fiel a sus siglas pase lo que pase y, sobre todo, para evitar que gobiernen otros. Además, espera que los populares metan la pata en algún momento, como en otras ocasiones. Mientras tanto, habrá una larga agonía de la legislatura, quizá porque el inquilino de la Moncloa solo tiene «un método», como decía Cioran.