El trípode

Tras la muerte de Charlie Kirk

Pese a las numerosas contradicciones, violencia y amenazas, lo seguro es que al final la verdad se impondrá. Y que ella nos hace verdaderamente libres

Pasado mañana domingo 21 de septiembre, transcurridos 11 días de su asesinato, el destacado y reconocido “influencer” de la juventud estadounidense, con sus ideas, valores y principios opuestos claramente a los de la “cultura woke”, Charlie Kirk, tendrá su último homenaje con la ceremonia de un masivo funeral. Su celebración está prevista en un gran estadio deportivo con capacidad para 63.000 personas, situado a las afueras de Phoenix, capital del Estado sureño de Arizona. Aunque nacido en Chicago, la gran ciudad del Estado de Illinois, Kirk había hecho desde tiempo atrás de Phoenix su “hogar adoptivo”, tanto personal como profesional y social, además de que su esposa también es natural de Arizona. A ese acontecimiento han expresado su voluntad de asistir numerosas personas relevantes del mundo político, cultural, etc, encabezadas por el propio Donald Trump y su vicepresidente J. D. Vance con los que mantenía una estrecha relación de amistad y cercanía política como es sabido. Es oportuno destacar que en todos estos días vividos en EEUU con tanta emoción y dolor no se conozcan manifestaciones violentas, comercios destruidos, contenedores incendiados, ni violencia en la calle, que son habituales en las protestas que promueven los partidarios de esa cultura. (Por ejemplo, como los protagonizados por los “pacíficos y admirables” manifestantes que boicotearon la Vuelta Ciclista a España). Por el contrario, la gran multitud de sus seguidores se han limitado a expresar su dolor rezando por él, lo que sin duda induce a la reflexión ante tal diferencia de conducta entre unos y otros. “Obras son amores y no buenas razones” y por ellas son y serán conocidos, que es un adagio que resumiría perfectamente quiénes son unos -los doloridos seguidores de los valores de Kirk- y los otros, tan entusiastas de esa cultura hoy convertida por ellos en un virtual dogma de la inexcusable corrección política. A este masivo funeral y de los discursos de homenaje a Charlie Kirk por parte de algunos asistentes, incluidos Trump y Vance, la opinión pública estadounidense y en general la occidental van a prestar especial atención. Por cuanto se espera que el sacrificio de Kirk acaso pueda significar un aldabonazo en las conciencias, que sirva para rectificar la senda de la radicalización y la violencia instalada en la sociedad. De momento, varios periodistas y comentaristas -y algunos muy conocidos- de diversos medios de comunicación audiovisuales y escritos de EEUU han visto cancelados sus contratos y sus programas por efectuar comentarios considerados indignos tras la muerte de Kirk. Pese a las numerosas contradicciones, violencia y amenazas, lo seguro es que al final la verdad se impondrá. Y que ella nos hace verdaderamente libres.