Cuartel emocional

El odio infinito

El odio entre Sánchez y Feijóo tiene una envergadura tan grande como el baobab

Hace poco leí en algún lugar que “las flores del baobab abren al anochecer, tan rápido que a veces hasta se puede apreciar su movimiento”. El odio entre Sánchez y Feijóo tiene una envergadura tan grande como el baobab, se puede percibir en el ambiente hasta palparse, y ese sentimiento infame del uno hacia el otro se aprecia también en sus semblantes. Es como el asco y el desprecio que había entre Felipe y Aznar, sólo que la calidad política de éstos en nada puede compararse con la del actual presidente ni la del jefe de la oposición. Son especies animales distintas, como comparar un huevo y una castaña, como tratar de ver similitudes entre un simio y un lince, como Madame Curie y Yolanda Díaz, la que intenta colar datos falsos en el Congreso para defender su feminismo de aldea. ¡Qué pena no tener hoy día un referente a quien hacer alusión para resaltar la excelencia de un político en activo! Pero las cosas son así y no queda más remedio que embolsarnos la rabia y la anatomía de sus odios pensando que quizá algún día podamos esbozar una sonrisa de alivio porque la situación ha mejorado, que ha cambiado si bien no es muy probable que la sociedad vuelva a tomar un rumbo adecuado donde cada cosa sostenga una coherencia que nos haga sentir que algo funciona. Lo que demuestran estos mandatarios es el sentimiento de impotencia hacia sí mismos, ese único refugio materializado en el odio con el que afrontan el horror de mirarse a sí mismos y ver que son inconsistentes. Me imagino al uno y al otro cantándose recíprocamente “Rata de dos patas”, como Paquita la del Barrio: les va como anillo al dedo la ranchera que de seguro ha estado en sus mentes durante la reunión que mantuvieron para hablar sobre el gasto militar el jueves en Moncloa, al tiempo que Pedro explica con cinismo que los mossos de escuadra son Fuerzas de Seguridad del Estado, cuando no son más cosa que una policía regional, una policía autonómica con funciones y actuaciones propias de cada comunidad –multas y orden público-, y la nacional, como su nombre indica, tiene un ámbito de actuación que se extiende y se encarga de la seguridad por todo el territorio español, con competencias en áreas como la lucha contra el terrorismo, el crimen organizado, la inmigración y la protección de derechos ciudadanos. Ésta es una de las múltiples trampas a las que nos tiene acostumbrados y por eso ni pestañeamos, aunque su hermano –siempre hay un hermano-, tenga cada vez más encima a la justicia tratando de esclarecer un plaza fantasma en la Diputación de Badajoz. Ahora se sabe que un mes antes de ser convocada el chaval ya estaba alquilando un piso en la ciudad para ir instalándose.

Los que andan bien fastidiados con los aranceles de Trump son los bodegueros europeos, que tanto vendían en EEUU. Ahora anuncia un 200 por ciento de subida con lo cual si antes era caro tomarse un vinito nuestro al otro lado del charco, ahora lo será mucho más. El presidente está que no para, también negociando con Rusia la paz en Ucrania y sus territorios ricos en tierras raras así como el intento de “conquistar” Groenlandia, que también tiene suelos interesantes. Habrá que ir antes de que esto ocurra. No se sabe cómo estará después.

CODA. Se cumplen cinco años del inicio del encierro. Aquella especie de horror a la que nos sometimos sumisamente soportando cada día los partes de Fernando Simón, quien ahora declara haber callado propuestas políticas opuestas al criterio científico. Propio del sistema autócrata del actual Gobierno.