Al portador

El Papa Francisco, Sánchez y «el final del tiempo moderno»

Sánchez, que no podía estar en primera fila, se pierde así la mayor cumbre de mandatarios mundiales de los últimos años

Evangelina Sobredo Galanes (1948-1976), la inolvidable Cecilia para una generación ya talludita, cantaba, a principios de los años setenta del siglo XX, que quería ser «la novia en la boda,/ el niño en el bautizo,/ el muerto en el entierro,/ con tal de dejar sello». Pedro Sánchez era muy niño por entonces, pero la letra de la canción quizá sea la mejor explicación de la ausencia del presidente del Gobierno en el funeral del Papa Francisco. La versión oficial, monclovita, de que no asiste para dar mas realce a la presencia del rey Felipe, no se la cree ni quien la ha tenido que defender. El inquilino de la Moncloa, por una parte, no podía ser «el muerto» en este entierro y, por otra, cada vez es más evidente su falta de sintonía con el Jefe del Estado y, siempre que puede, elude aparecer a su lado. El que sí acudan al funeral las «vices» Montero y Díaz lo que hace es realzar su ausencia. Sánchez, que no podía estar en primera fila, se pierde así la mayor cumbre de mandatarios mundiales de los últimos años. No hay foto de familia, claro, pero ahí quedarán las imágenes de un punto y final a «los tiempos modernos».

Donald Trump, Giorgia Meloni, Víctor Orban, Javier Milei y otros, cada uno a su manera, pero con el americano en primer lugar, son los arquitectos de la «desconfiguración del orden mundial», expresión acuñada por Alicia Coronil, economista jefe de Singular Bank. Macron, Von der Leyen, Starmer y los reyes de casi todas la monarquías representan ese «mundo moderno» que se resiste a desaparecer y que busca la manera de sobrevivir. El presidente español, empantanado en sus mil y un cambios de opinión, ahora con el contrato de balas a una empresa israelí y con el dinero que España debe dedicar a defensa en el nuevo mundo, ha decidido permanecer en este caso al margen de la historia. Es difícil de entender y es probable que solo sus más acérrimos no lo critiquen. «El final del tiempo moderno» es algo que dice con frecuencia Luis Argüello, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, jurista y un auténtico intelectual de la Iglesia española. Piensa que el cambio de época también afecta a la Iglesia y, como otros, recoge la idea de que la teología de la liberación –de raíces alemanas– tiene un cierto desprecio a los pobres. Hay también una teología –calvinista– de la prosperidad. Francisco será enterrado en Santa María la Mayor con liturgia popular, incluidas las opciones trans. Sánchez también se lo perderá. No es «el muerto en el entierro». Al fondo, suena la voz inconfundible, para algunos, de Cecilia.