Parresía

Problemas internos

Más allá de lo que La Moncloa apruebe en el próximo Consejo de ministros, convendría que alguien especificara el papel que jugaría Hamás en ese Estado

En un periódico digital que prefiero omitir, leo que el individuo que el otro día asesinó en El Prat a sus hijos mellizos y a su mujer –antes de arrojarse al tren– sufría depresión. Me molesta que justamente eso, su depresión, se resalte en el titular porque, de alguna manera, se nos induce a justificar su conducta. Ya imaginamos todos que aquel que comete un triple crimen con su propia familia no está en su sano juicio. Y si él estaba enfermo, imaginad a su pobre mujer y a esos niños, en el día a día.

No se me ocurre expresión más cruel de violencia que la denominada «vicaria», y se nos están acumulando los casos de madres e hijos asesinados. Inmediatamente después de cada crimen se multiplican las condenas políticas, los pésames, los minutos de silencio, pero el problema sigue ahí, enquistándose, creciendo como nunca, y el sistema de protección de las miles de víctimas que conviven con ese peligro, visto lo visto, no acaba de funcionar.

Tampoco acaba de solucionarse el acceso a la vivienda. El Gobierno, de momento, ha eliminado las Golden Visa y poco más, aparte de reunirse con el sector y de pedir a los pequeños propietarios que ayuden, que alquilen sus inmuebles a precios asequibles. La frase «les necesitamos» de la ministra Rodríguez a los caseros españoles sonó este jueves exótica, cuando menos.

España tiene que hacer frente a muchos problemas domésticos, empezando por los próximos espectáculos en el Congreso y en el Senado, a cuenta de los contratos sanitarios firmados durante la pandemia.

Vistas las listas de comparecientes en una y otra cámara, parece que los dos principales partidos han pactado no tocar a sus respectivos primeras espadas, de momento. También llamativo que Ábalos –ministro y número 3 del PSOE por entonces– no sea llamado a declarar en el Congreso. Se ve que existe otro pacto de no lesión entre el PSOE y el ahora diputado del Grupo Mixto, y que los socialistas no están por la labor de darle protagonismo al caso Koldo en el hemiciclo.

Pedro Sánchez ha creído conveniente, con tanta comisión de investigación y tanta cita electoral a las puertas, salir unos días por Europa para impulsar el reconocimiento del Estado Palestino. ¿Qué nos aporta ese viaje? Él se ve beneficiado, porque vuelve a potenciar su liderazgo internacional. Pero aquí, por una vez, el reconocimiento de Palestina es algo que comparten PSOE y PP. Más allá de lo que La Moncloa apruebe en el próximo Consejo de ministros, convendría que alguien especificara el papel que jugaría Hamás en ese Estado, cuál sería su capital o qué pasaría con los refugiados palestinos. Ahí, España ni pincha ni corta.