Opinión
Los «progresistas» discípulos de los ilustrados
Comienza el año 2024 de nuestra era, que mide el tiempo como referido a «antes de Cristo» (aC) y «después de Cristo» (dC)
Comienza el año 2024 de nuestra era, que mide el tiempo como referido a «antes de Cristo» (aC) y «después de Cristo» (dC). Así que ahora se cumplen 2024 años transcurridos desde el año «cero», que es el del nacimiento de Jesús en Belén de Judea. Esta medida del tiempo tan cristiana, no era del agrado de los tan ilustrados revolucionarios franceses, por lo que la denominaban como la «vulgar» y quisieron instaurar una nueva más culta y más ilustre, y con un nuevo calendario. Lo hicieron tan espléndido y poético, que los años, las estaciones y los días tomaban sus nombres de la Madre Naturaleza, para eliminar el Calendario Gregoriano que acompaña a la que para ellos era «vulgar» y que será transformada en una nueva, la de la Libertad, nacida con ellos.
Ese delicado abandono de lo «vulgar» significó el alumbramiento de nuevas denominaciones en el nuevo calendario tan cursis como el día del bacalao para la Epifanía, el del perro para la Navidad, el de la uva, el del azafrán, del estiércol, la zanahoria, etc., y así hasta 365 nombres ya sin la «vulgaridad» de nombres de santos, sino de frutas, minerales y plantas, según el mes de que se tratara y su relación con lo propio de la agricultura en esa estación del año. No es de extrañar que esta nueva medición del tiempo, generara un éxito perfectamente descriptible entre la población y no le hará falta mucho tiempo a Napoleón Bonaparte para hacerla desaparecer oficialmente el 1º de enero de 1806, como recuerda el catedrático emérito de Historia Contemporánea Javier Paredes, gran especialista de la Revolución Francesa. Bien es cierto que aquellos preclaros ilustrados no llegaron a considerarse formalmente los creadores del Universo y del tiempo porque murieron de éxito con excesiva antelación a sus deseos, no pudiendo consumar su gloria. Pero no les faltan discípulos aventajados que desean tomar su relevo en la tarea –creyéndose originales–, y que son en gran medida los actuales furibundos laicistas y «progresistas» que no escasean en nuestros lares y en nuestros tiempos. Aprendiendo de aquellos éxitos tan relumbrantes de sus antecesores, ahora no pretenden «matar» a Dios, sino simplemente actuar como si Él no existiera, comenzando por ignorarlo. Y ahora para felicitar la Navidad felicitan las «fiestas» o de manera más sofisticada el «solsticio de invierno» como hace el muy ilustrado presidente de la Generalitat y socio sanchista Aragonès. Obviamente la ONU está en ello, y a cada día le acompaña su jornada internacional. Hoy por ejemplo es la del «Policía» y la del «Introvertido».
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