Y volvieron cantando

Puente, tarjeta de visita

Ya no se oculta el uso torticero del juego de mayorías para saltarse a la torera el reglamento habilitando reformas que aún no se han aprobado

Sánchez decidió no hablar en el debate parlamentario de la importancia de una investidura porque «no tocaba», ergo, él decide cuando toca, así de sencillo. Mientras el martes escuchaba muchas voces escandalizadas a la par que ingenuas hablar de «descortesía» parlamentaria para referirse a la «espantada» de Sánchez eludiendo el cara a cara con el líder popular, ya no me quedaba ninguna duda de que seguimos sin entender la dimensión real del deterioro democrático en nuestras instituciones. No estamos hablando de una descortesía al uso, de esas que siempre se pueden dar en cualquier parlamento de un país democrático. Hablamos de algo mucho más serio que no solo encierra el desprecio hacia un candidato a la presidencia del gobierno siguiendo la encomienda del jefe del Estado, sino la puesta en entredicho del propio Parlamento y de su sagrada condición como la casa que recoge la voluntad popular de una nación.

Llevamos tiempo contemplando como se traspasan líneas rojas una tras otra y seguimos empecinados en que, al fin y al cabo, todo obedece al «juego político», todo tiene algún paralelismo con lo que se hacía en el pasado, en los tiempos de González, de Aznar o del propio «ZP», pero no nos detenemos en calibrar una pura y palmaria realidad como es la paulatina carcoma que desde hace tiempo corroe al estado de derecho enredados en debates dialécticos y fagocitados por un frentismo premeditado que lo embarra todo y que, con intervenciones como la de Puente, consiguió que se hablara mucho menos de lo previsto de algo tan grave como es contemplar una amnistía a la carta para un prófugo de la justicia y todo el elenco de condenados por el «procés».

El plante de Sánchez a Núñez Feijóo con la consiguiente encomienda a un diputado raso especialista en el embarrado político para dar réplica al candidato popular es todo un adelanto de lo que se avecina en este nuevo parlamento desde el arranque de la próxima legislatura y eso resulta preocupante. Preocupa porque ya no se oculta el uso torticero del juego de mayorías para saltarse a la torera el reglamento habilitando reformas que aún no se han aprobado. Preocupa porque el control del gobierno no será el mismo con la actual composición de la mesa o preocupa por el abuso de los decretos y las vías de urgencia. Inquietante tarjeta de visita.