El trípode
El «rearme» militar –no ético– de Sánchez
Es suficiente con recordar que quien defendió la moción desde la Tribuna del hemiciclo en nombre de Sánchez fue un diputado del grupo parlamentario socialista de nombre José Luis Ábalos, que debía encarnar esa nueva ola renovadora de la política
La llegada de Sánchez al Gobierno es un suceso que conviene recordarlo, porque la "memoria histórica” del sanchismo hay que ayudar a mantenerla viva, para que la sociedad española se dé la debida cuenta del enorme fraude político que significa. Ante el caso de las cuentas en “B” que afectaban a la financiación del Partido Popular gobernante, -no al Gobierno- un “juez” muy progresista incluyó un comentario personal en un Auto, que sirvió de coartada claramente pactada con Sánchez para argumentar la necesidad de su moción de censura. Comentario que, por cierto, posteriormente anuló el Tribunal Supremo al considerarlo “incompatible con la imparcialidad exigible a un magistrado para enjuiciar un caso”. “Lo que mal empieza, mal acaba”, se suele decir, y en este lamentable asunto el final se antoja mucho peor todavía de lo que podía mal imaginarse.
Para visualizar la diferencia entre lo comprometido y la realidad, es suficiente con recordar que quien defendió la moción desde la Tribuna del hemiciclo en nombre de Sánchez fue un diputado del grupo parlamentario socialista de nombre José Luis Ábalos, que debía encarnar esa nueva ola renovadora de la política. Renovación considerada como una imperiosa necesidad para garantizar la calidad de la democracia española, seriamente comprometida por la corrupción del partido gobernante. Esta es prácticamente la transcripción de aquella justificación, y conviene recordar también que sigue siendo diputado el relator, porque, pese a ser cesado de sus funciones en el Gobierno y el PSOE en 2021 -por causas nunca desveladas aunque ahora supuestas- fue mantenido en la candidatura socialista por Valencia en las elecciones generales de 2023 y reelegido presidente de la Comisión de Interior del Congreso. Actualmente, la calidad democrática de España con el regenerador sanchismo brilla con un gobierno fracturado por la coalición gubernamental existente entre el PSOE y el “grupo plurinacional progresista” de Yolanda Díaz.
Ahora Pedro Sánchez va a Bruselas y reivindica que no se hable de “rearme” para referirse al necesario aumento del gasto destinado a Defensa, prefiriendo hablar de “salto tecnológico" para intentar no perjudicar más a su coalición, lo cual es todo un ejemplo de la transparencia que también comprometió en su histórica censura. Un Gobierno en el que los ministros y ministras socialistas están en servicio a tiempo parcial, combinando su actividad como tales con su actividad como jefes de la oposición en diversas comunidades autónomas. Y donde las piezas del puzzle sanchista están enfrentadas entre sí, haciéndose incluso oposición en las sesiones de Control en el Congreso. Es digno de contemplar el espectáculo del portavoz de ERC contra su colega del grupo de Puigdemont. La de la Bandera.