Tribuna

La Roja también barre en Cataluña y el País Vasco

No sólo la capacidad de atracción de un acontecimiento deportivo de élite si no en particular del fútbol y, en especial, de la Selección Española masculina

La Roja también barre en Cataluña y el País Vasco
La Roja también barre en Cataluña y el País VascoRaúl

La Selección Española ha sentado delante del televisor a uno de cada dos vascos y catalanes hasta final de junio. Si sigue con la misma progresión podría incluso rebasar con claridad el 50 por ciento del share en ambas comunidades, algo que sólo está al alcance del que fue el mejor Barça. Y por lo que respecta al resto de España, esa cifra se dispara al 60 por ciento si obviamos el 25 por ciento de población que representan las dos comunidades con el epíteto de nacionalidades históricas (con Galicia que come aparte) y donde menor porcentaje de voto recogen los partidos de ámbito estatal. Y aunque la audiencia televisiva en el conjunto de España fue espectacular, queda lejos de las retransmisiones que han batido el récord. Los tres primeros, partidos de la Selección. En segundo lugar, la finalísima de la Copa del Mundo de 2011 en Sudáfrica, 77,2% y 12,9 millones de espectadores. En primer lugar, la final de la Eurocopa frente a Italia en 2012 que reunió a 15,4 millones de personas, el 83,4%, con Castilla-La Mancha a la cabeza, 90 por ciento y Euskadi y Cataluña a la cola, 74,3 y 72,1 respectivamente.

Da que pensar, en múltiples sentidos. No sólo sobre la capacidad de atracción de un acontecimiento deportivo de élite si no en particular del fútbol y, en especial, de la Selección Española masculina sin desdeñar la femenina que sentó –final de la Eurocopa frente a Inglaterra– casi a uno de cada cuatro televidentes: 2.420.000 personas 23,3 por ciento de share. Lo que supuso un hito histórico; jamás se había producido una respuesta de audiencia similar en números absolutos. También proyecta una capacidad de seducción sin igual. Es obvio que frente al televisor, para seguir a la Roja, no se sientan sólo los votantes de los llamados partidos constitucionalistas en territorios como Cataluña y Euskadi. El diferencial con el resto del estado se sitúa en una franja entre siete y ocho puntos. Un porcentaje significativo pero ni mucho menos media un mundo.

Si se prestara atención a lo que indican tozudamente los estudios de opinión de la misma Generalitat se entendería con facilidad. Las identidades son complejas. Sólo un 25 por ciento de catalanes dicen sentirse sólo catalanes. Mientras en las elecciones el apoyo a los partidos independentistas suele ser mucho mayor. El resto, un 75 por ciento dicen sentirse españoles en menor o mayor grado. De hecho, la franja más significativa es la que dice sentirse más catalán que español o tan catalán como español. Son datos que explican muchísimas cosas, como la complejidad identitaria de una sociedad como la catalana. E incluso, a buen seguro, no son pocos los catalanes que dicen sentirse sólo catalanes, a los que gusta el fútbol, y que no se pierden un partido de la Roja. Ya sea por ver un buen partido o precisamente porque es la Roja, en la que también juegan los futbolista catalanes de élite o del Barça, equipo enseña junto al Girona y el Espanyol, con permiso del Real Madrid, donde tiene no pocos seguidores que hoy por hoy se dejan ver como nunca.

La otra cuestión es el efecto multiplicador en la audiencia para la TV que emite los partidos. Ahí, TVE ha encontrado la tabla de salvación a la que agarrarse. Lo que ha llevado a TVE a levantar la audiencia y a disputar –con la Eurocopa– el sólido liderazgo de Antena 3, aunque sea un resultado efímero. Tan pronto se desvanece el atractivo por la competición deportiva, las cifras de audiencia de TVE vuelven a la cruda realidad. Lo que tampoco le sale barato al ente público. Alrededor de 40 millones es lo que ha pagado RTVE por hacerse con los derechos de emisión de la Eurocopa para ofrecerla en abierto.

Las astronómicas cifras que mueve el fútbol no se explicarían sin las audiencias masivas que registran las retransmisiones deportivas televisadas. La pugna por hacerse con los derechos de emisión no es nada nuevo. Los clubes de Primera División perciben el 90 por ciento de los 1.525 millones que se repartieron, con el Barça y el Madrid a la cabeza, con más de 160 millones por cabeza. El resto fue a Segunda División.

Aunque no sólo el fútbol es un reclamo infalible para atraer audiencia. El deporte de élite, en general, presenta unos números que son un seguro de audiencia. TVE tiene también los derechos de emisión de las Olimpiadas de París de este verano. Y se ha asegurado los derechos hasta 2032.