Opinión

Sánchez no da una

El cara a cara entre Sánchez y Feijóo ha supuesto el despegue del PP y el estancamiento del PSOE

Faltan horas para que finalice la campaña electoral con más pena que gloria. Desde el día que se convocaron, ha habido dos fases bien diferenciadas. La primera, durante el proceso de configuración de gobiernos municipales y autonómicos, en los que los pactos PP-Vox capturaron toda la atención mediática y pusieron lastres en los pies a los populares.

La segunda, tuvo como punto de inflexión el cara a cara entre Sánchez y Feijóo. Ha supuesto el despegue del PP y el estancamiento del PSOE, que ha mantenido el nivel de voto a costa de debilitar a Sumar, por lo que las expectativas de reeditar el gobierno de coalición se han ido a pique.

En cuanto a las estrategias, Génova ha seguido la misma línea argumental en la que, bajo el paraguas de “derogar el sanchismo”, ha incidido en los elementos de mayor desgaste del candidato socialista al tiempo que se ha desplegado en los territorios más difíciles para pedir el voto útil.

Sánchez no da una, no tardó en hacer aguas porque, en este caso, está peor electoralmente el líder que el partido.

Además, movilizar a la izquierda azuzando el fantasma de Vox ha perdido casi toda la efectividad e, incluso, es posible que tenga el efecto contrario, movilizando voto útil en favor de los populares.

Por otra parte, Moncloa ha creado expectativas falsas tanto con la famosa remontada como con el cara a cara con Feijóo. El resultado ha sido un profundo sentimiento de desánimo entre la militancia socialista.

El último farol se jugó en los previos del debate del pasado miércoles, cuando desde la sede socialista se corrió el rumor de que Sánchez soltaría una bomba contra el líder popular. El debate no ha despertado ningún interés, salvo la ausencia de Feijóo que no tenía nada que ganar yendo.

Quizá esa es la razón por la que Sánchez no supo encontrar su lugar. En tanto Yolanda Díaz y Abascal se enzarzaban dando alimento a sus votantes, el socialista andaba despistado no encontrando un adversario con el que medirse.

Quizá el resultado fue positivo para Vox y para Sumar. Si Abascal frena la pérdida de voto, habrá logrado el objetivo, si Sumar recupera, lo hará a costa del PSOE. En esta campaña, el PSOE ha encadenado demasiados errores.