Tribuna
El sanchismo sobrevive a Feijóo
Los indultos no han derrotado a Sánchez. Más bien todo lo contrario. Le ha sacado 13 diputados a Feijóo en Cataluña y le ha metido un bocado antológico a ERC
Más que perro, gato. Ganó el Partido Popular. Y con relativa claridad al final de la noche. Pero a nadie escapa que a mil leguas de esas previsiones demoscópicas que daban una mayoría clara al bloque de la derecha. No ha habido tsunami. Nada peor que generar unas expectativas ambiciosas para luego aterrizar bruscamente tras un baño de realidad. Es que incluso Pedro Sánchez puede exhibir haber sumado un diputado más sin que Sumar se haya hundido. El artefacto urdido con la complicidad de Moncloa para hacer la vida más fácil a Pedro Sánchez ha salido airoso de un escenario endemoniado. Basta con decir que esta vez fue Tezanos quien más se acercó al resultado final. Fiestón en Ferraz, donde hay quien canturreaba aquello de «no estaba muerto, estaba de parranda».
El sanchismo no sólo no ha sido derrotado. Para nada. Es que ha cobrado vigor. Alberto Núñez Feijóo no va a ser Presidente de España. Por lo menos no ahora. Tal vez el año que viene tras las elecciones, de enero. Y está por ver. Las elecciones las carga el diablo. Visto lo visto hoy Pedro Sánchez lo tiene mejor que ayer. Y Núñez Feijóo peor. Si no es que la sacudida es de tal magnitud que aquellos que jaleaban a Isabel Díaz Ayuso en Génova son una avanzadilla de lo que puede acontecer. Cuando crees que ya no puede ir peor siempre cabe la posibilidad de empeorar.
Nada une más que la victoria y nada separa más que la derrota. Todo son sonrisas cuando el viento sopla de popa. Pero cuando hay que navegar con marejada y viento en contra no hay marinero que no tiente la posibilidad de lanzar al capitán por la borda.
No hay margen para acuerdo de investidura alguno, de ningún tipo. Desengáñense. Por su parte, Alberto Núñez Feijóo, ni por asomo puede tirar la toalla y regalar patrióticamente el Gobierno al PSOE. Y Pedro Sánchez, ni harto de vino, va a recorrer ese camino. Ni de ida, ni de vuelta.
El gato Sánchez sigue sin agotar las siete vidas. Saltó de un rascacielos y no ha caído panza arriba si no a cuatro patas. El sanchismo sale reforzado y Feijóo debilitado del 23J. No es una opinión, es una constatación. Porque a Pedro Sánchez –que va a seguir de presidente sin fecha de caducidad– no le incomodan nuevas elecciones. Al contrario. Es un buen escenario para él y para su PSOE. Con este resultado nadie en el PSOE le va a dictar a Sánchez que se abstenga para permitir a Núñez Feijóo una investidura sin Vox. Lo que ocurrió con Mariano Rajoy ni por asomo se va a repetir. Creer en ello es tanto como pedir peras al olmo.
Y si además le sirve a Pedro Sánchez para proclamar –empieza la campaña– que no acepta los votos de Carles Puigdemont aún con mayor desparpajo va a forzar elecciones afincado en La Moncloa. A mayor abundamiento, el líder de Junts no se los puede dar bajo ningún acuerdo razonable. Está en otra tesitura. Anda sumido en su guerra sin cuartel contra la ERC de Oriol Junqueras y Pere Aragonès. Esa es su prioridad y va a hacer lo que sea para aparecer como el gran líder irredento frente al pactista Junqueras que por añadidura se va a ver impelido a subir la apuesta. Lo que hoy por hoy es una bendición para Sánchez consciente, por si fuera poco, de que esos votos no se pueden ir al PP. Antes se tragaría el PNV un acuerdo de investidura que incluyera a Núñez Feijóo que Puigdemont uno con Pedro Sánchez.
Los indultos no han derrotado a Sánchez. Más bien todo lo contrario. Le ha sacado 13 diputados a Feijóo en Cataluña y le ha metido un bocado antológico a ERC, que pese a todo sigue por delante de Junts en su pugna particular. La fuga de votos de ERC al PSC es muy superior a los que se pueden haber ido a la abstención. Por su parte, la CUP desaparece. Tras perder más de la mitad de los sufragios. Ahí se ha fraguado en buena medida la dulce derrota del PSOE. Ha podido más el espantajo de Vox que el de los independentistas que en masa han optado por un voto útil al PSOE de los indultos.
Para enero, los Reyes Magos van a traer un buen surtido de turrón a alguien. Tal vez a más de uno. No está claro con qué fin. Pero, claro está, lo peor es quién se va a llevar el carbón. Y en este momento de la historia las dudas han cambiado de bando. Pedro Sánchez, audaz, pisó el acelerador y no se ha estrellado. Ha vuelto. Dispuesto a presentar batalla. Frente a Alberto Núñez Feijóo, por ahora.
Sergi Sol,es periodista.
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