Big data
Seis de cada diez españoles creen que la Iglesia ha mejorado con Francisco
La defensa de los pobres, los inmigrantes y los refugiados, su rasgo más destacado por los ciudadanos
El mundo despidió ayer al Papa Francisco en un solemne funeral que congregó a un amplio número de los jefes de Estado y Gobierno del mundo. Junto a ellos, en una abarrotada Plaza de San Pedro del Vaticano e inmediaciones, más de 200.000 fieles quisieron acompañar y ser testigos presenciales del último adiós al Santo Padre bajo una climatología benigna. Las exequias comenzaron oficialmente en torno a las 10:00 horas en la plaza vaticana y fueron oficiadas por el cardenal decano, Giovanni Battista Re, ante la presencia de otros purpurados y de la Curia. El féretro con el cuerpo del Papa Francisco fue sacado en hombros desde dentro de la basílica, donde ha sido expuesto durante tres días, para ser dejado en el «sagrado», que se corresponde con la parte alta de la plaza. Una vez concluidas las exequias, el cortejo fúnebre con los restos mortales del Papa emprendió la marcha hacia su última morada y el lugar donde sus restos descansarán eternamente, la iglesia de Santa María la Mayor, como fue siempre su deseo. Una serie de personas «excluidas» (sintechos, inmigrantes, presos...) recibieron al Pontífice con rosas blancas. En este punto, es necesario recordar que el hecho de que este grupo de personas estuviese en su entierro en la nave lateral de la basílica fue una petición expresa de Francisco. El sepelio fue privado, tal y como resultó ordenado, y estuvo presidido por el camarlengo, el cardenal Kevin Farrell. A la inhumación de los restos solo asistieron los familiares y el círculo más cercano, además de un grupo elegido por el Pontífice para acompañarlo en ese último instante.
El Papado de Francisco se inició el 13 de marzo de 2013, saliendo elegido en quinta votación del cónclave iniciado el día anterior. La fumata blanca dio paso a doce años de pontificado muy marcado por la personalidad de Bergoglio y su nacionalidad. El primer papa hispanoamericano, el primer papa del hemisferio sur. La geopolítica vaticana dio un giro de 180 grados centrándose en lo que el Papa llamaba periferia del mundo. Alejándose de los centros de poder occidentales. Posiblemente fue la mejor apuesta de la Iglesia para ese momento para frenar la caída en el número de creyentes e implementar reformas para aproximar la fe a la sociedad del siglo XXI. Pero no fue ajeno a su tiempo, ya que coincidió con el auge del Sur global y el declive occidental.
Esa sensación de acierto en la designación se ha comprobado en distintos estudios de opinión. El de la prestigiosa revista Vida Nueva fue concluyente. Los encuestados valoraron en un 7,1, un notable, la labor de Francisco. El 60% consideró que la imagen de la Iglesia había mejorado con el Santo Padre. La mayoría señaló a la defensa de los pobres, inmigrantes y refugiados como el rasgo que definía su obra. El 57% respondió que estaba liderando una revolución en la Iglesia católica. Es precisamente esa reacción de la Iglesia con Francisco que ponderaron las encuestas la que ha conseguido un rearme moral de los cristianos en general y de los católicos en particular.
En paralelo EE.UU y Europa han vivido un ciclo político y económico de replanteamiento para volver a la senda del crecimiento material e influencia política mundial, alejándose la parálisis o la decadencia.
La influencia planetaria de la figura del Papa Francisco ha sido comparable a la del Papa Juan Pablo II. Que alcanzó el papado en octubre de 1978, en plena Guerra Fría. Wojtyla era el arzobispo de Cracovia en la Polonia comunista ocupada por la URSS. Contribuyó de modo decisivo a la caída del telón de acero en 1989 y el colapso de los países socialistas del Este europeo.
Mucho se especula sobre quién será elegido en breve nuevo Obispo de Roma, pero la Iglesia no puede ser ajena a las injusticias que azotan al mundo actual, especialmente la amenaza que se cierne sobre países del sur y este de Asia. Filipinas es, con diferencia, el país con más católicos cercano a la R.P.China. Cuenta con 82 millones de católicos de un total de 104 millones de habitantes. Herencia de la presencia española.
El cardenal filipino Luis Antonio Tagle daría protagonismo al catolicismo de Asia, tras el primer papa hispano americano, se convertiría en el primer pontífice asiático. Rompiendo por segunda vez el monopolio papas europeos. Como bien dice Donald Trump, la atención mundial se centrará en los próximos años en Asia y el Vaticano puede tener con un papa Filipino el protagonismo necesario para revitalizar la fe en esta zona del mundo y acabar con la persecución de cristianos.