
Biblioteca Harley-Davidson
Somos tontos
Lo preocupante es pensar qué tipo de sistema defectuoso ha aupado hasta ese carísimo puesto de responsabilidad a tales delirantes
Ahora que hemos gastado ya un cuarto del nuevo siglo sería interesante que alguien hiciera un estudio un poco consistente de cómo se ha ido transmitiendo el conocimiento entre generaciones en los últimos tiempos. Creo que fue George Steiner quien avisó, ya a principios de centuria, de que temía que en los próximos años la vida pensante hubiera que buscarla fuera de las universidades.
55 universidades españolas, seguramente ansiosas de confirmar generosamente las teorías del gran intelectual, se han metido en el jardín de recomendar a los españoles cómo deben hablar y cómo no deben hacerlo. Y, evidentemente, han hecho el ridículo más enorme. Entendámonos, quien dice 55 universidades se refiere exactamente a 55 rectores. No toda una universidad piensa igual o está de acuerdo. Por tanto, bien mirado no es grave. Medio centenar de mentes más o menos disparatadas creo que podemos absorberlo perfectamente como sociedad y como país. Lo preocupante es pensar qué tipo de sistema defectuoso ha aupado hasta ese carísimo puesto de responsabilidad a tales delirantes.
Obviamente, la universidad actual crea solo especialistas; eruditos formidables, que lo saben todo sobre algo, pero tienen una ignorancia colosal sobre el resto de las complejidades de la vida humana. Un erudito puede hacer un tonto estupendo. Y como ignoran lo que es el sentido del ridículo, se atreven a pontificar sobre el lenguaje, una de las cosas precisamente más complejas del ser humano.
Hay que ser un poco corto para no consultar primero a los filólogos. Les hubieran explicado que no hay que confundir el neutro con el masculino y que tampoco se puede confundir una lengua mal empleada gramaticalmente con una mal empleada moralmente. Espanta comprobar que están transmitiendo contenidos inventados sin consultar primero con expertos. Si hemos colocado como jefes de los educadores a gente tan poco despierta, queda explicado a la perfección por qué actualmente somos tan tontos.
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