
Al portador
La tentación gatopardiana de Feijóo y todos sus riesgos
En el sanedrín popular calculan que Sánchez convocará en la primavera de 2027, no antes
Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896-1957) pone en boca de su personaje Tancredi la muy repetida frase de que «si queremos que todo siga como está, será necesario que todo cambie». En la versión cinematográfica de Luchino Visconti (1906-1976) de «El Gatopardo» también se escucha: «Lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no termina de nacer». No figura de forma textual en el original de la novela, pero sí refleja su espíritu. Antes, Antonio Gramsci (1891-1931), fundador del Partido Comunista Italiano (PCI) había escrito que la «crisis consiste en que lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer».
Alberto Núñez Feijóo, a las puertas de un nuevo congreso del PP convocado como revulsivo –interno y externo– y en puertas de una manifestación de protesta contra el Gobierno, vive una especie de momento gatopardiano. El partido que heredó se resiste a desaparecer y el que él desea y sueña no acaba de nacer. El líder de los populares es consciente de que a su estrategia de oposición y a sus planes para llegar a la Moncloa les falta algo. Sabe que no es suficiente esperar a que Pedro Sánchez caiga por sí solo, a pesar de los problemas que se acumulan y aunque todavía sea válida la teoría de que son los gobiernos los que, por sus errores, pierden el poder. En las filas populares existe consenso –clamor dicen los más impacientes– para que haya cambios en el equipo y en la estrategia, que es lo que justifica la protesta del próximo día 8, algo que no entusiasma a Feijóo, pero que acepta para mantener la ilusión de la clientela.
Por otra parte, en el PP también existe coincidencia de que es el momento más adecuado para celebrar el congreso del partido, aunque sea extraordinario, porque «los ordinarios siempre llegan a destiempo», dicen desde el partido. Casi nadie confía en un adelanto electoral, pero todo debe estar listo, por si acaso. En el sanedrín popular calculan que Sánchez convocará en la primavera de 2027, no antes.
Núñez Feijóo debe afrontar ahora varios retos simultáneos. Estimular la ilusión de los votantes, no con la promesa manida de una gestión eficaz, por muy necesaria que sea, sino con ideas y proyectos atractivos. Los fieles están ahí, pero otros muchos ciudadanos podrían sentirse atraídos –aunque fuera de forma temporal– por un centro derecha ambicioso, moderno y estético y que, claro, no se obsesione con Vox. Frente a todo eso está la tentación gatopardiana, pero no es irresistible. Es el riesgo, que Feijóo debe sortear, de que lo viejo no desaparezca y lo nuevo no emerja, como decían Gramsci y Lampedusa.
✕
Accede a tu cuenta para comentar