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El canto del cuco

Tiempo de reflexión

Los más críticos con la actual situación política lamentan que el pueblo parezca resignado o dormido ante lo que está pasando

Viene bien el relajo veraniego después de un año tan agitado. Los dirigentes políticos y sociales, liberados por un tiempo de la refriega diaria, tienen la ocasión de reflexionar con serenidad sobre sus actuaciones pasadas y, si es preciso, cambiar sus planes para septiembre. Acaba el curso con la sensación de inestabilidad e incertidumbre. Dos de cada tres españoles creen que el presidente Sánchez debe dimitir. Entre ellos, un tercio de los votantes socialistas. Por primera vez se abre paso la idea de su posible procesamiento. Y una abrumadora mayoría exige nuevas elecciones. Ese es el sentir general. Esta poderosa corriente de opinión a favor de un cambio desborda con mucho el acoso desaforado de la oposición.

Cualquier observador que viniera de fuera y contemplara la riada de turistas, nuestras playas abarrotadas, con los ruidosos chiringuitos y los restaurantes repletos, y se acercara a los innumerables espacios de diversión, abiertos de día y de noche, sacaría la conclusión de que España es un país sin problemas, un país alegre y confiado. La movilidad de estos días, con la gran dispersión por tren o carretera hacia los lugares de vacaciones, le confirmaría esta impresión de verano azul y mundo feliz. Y no iría del todo descaminado. Aquí no se vive mal del todo, y las tensiones políticas, las corrupciones de los gobernantes, las amenazas al sistema constitucional, las dificultades de muchas familias para llegar a fin de mes, los millones de españoles que no pueden permitirse unas vacaciones, la pérdida de poder adquisitivo en los últimos años, el paro juvenil, el problema de la vivienda, la ruinosa deuda pública, etcétera, se ocultan cuidadosamente en los noticiarios oficiales. El presidente, los ministros y el enjambre de asesores se emplean a fondo en «vender el relato» y atacar a la oposición.

Los más críticos con la actual situación política lamentan que el pueblo parezca resignado o dormido ante lo que está pasando. Echan de menos una reacción popular vigorosa y masiva contra el sanchismo. No comprenden que haya aún medios de comunicación importantes, empeñados en mantener a Sánchez en La Moncloa, y personajes famosos del mundo de la cultura y el espectáculo, aunque sean los de siempre, cada vez menos influyentes, que hasta firman manifiestos en su defensa. Pero lo cierto es que los más relevantes intelectuales muestran abiertamente su disconformidad con la situación y la gente de la calle sabe lo que está pasando, se calla y toma nota, como reflejan las encuestas. En vacaciones no se habla de política para no estropear la fiesta. Ya vendrá septiembre.