Y volvieron cantando
Titiriteros contra los mensajeros
Almodóvar ignora que el periodismo tiene su razón de ser en la crítica constructiva y la VIGILANCIA con mayúsculas al poder… a cualquier poder
La precampaña electoral está viendo la aparición de actores no habituales en el día a día del devenir político, en algún caso ejerciendo de jarrón chino como el ex presidente González soltando verdades como puños a pesar de su nula ascendencia en el PSOE actual y en otros quitándose el peto y saltando al terreno de juego como el también ex presidente Rodríguez Zapatero, lanzado a la defensa de las políticas de Sánchez, poco menos que como si de ello dependiera la supervivencia de su bolivariano «grupo de puebla». Pero la estela de «ZP» siempre tuvo sus seguidores especialmente en el mundo del cine, ya saben, aquellos que pusieron de moda lo de la «ceja», unas veces por convicción y otras muchas por mero interés. Ahora resulta que algunos de ellos con mayor o menor éxito de eco mediático aparecen en la escena electoral tocando las trompetas de la alarma antifascista ante la posible llegada de quienes pueden acabar con tanto avance democrático auspiciado en exclusiva, claro está, por la izquierda, aunque en realidad ese temor radique en otras cosas más prosaicas que para mayor desgracia titiritera pueden tocar a su fin.
Solo faltaba escuchar a quienes se arrogan tanto pedigrí democrático desde un gremio de actores al que no representan en su totalidad, pedir las sales contra el sofoco por los supuestos ataques de los medios de comunicación al actual presidente abrazando así el argumentario esgrimido por la izquierda. Pedro Almodóvar, genial cineasta y patético analista político enredado en su laberinto de pasiones Armani, se pregunta en qué libro periodístico de estilo se aprende a interrogar a un presidente sobre su fiabilidad o sobre el hecho de haber mentido, cosa por desgracia muy habitual en política, dicho sea de paso. Pero Almodóvar ignora que el periodismo tiene su razón de ser en la crítica constructiva y la VIGILANCIA con mayúsculas al poder… a cualquier poder, sea económico, religioso o político con independencia de su color, e ignora que preguntarle a un presidente si «¿es usted el señor X de los Gal?» caso de Gabilondo o «por qué nos ha mentido tanto» caso de Alsina nunca estará en los manuales de impostados ataques de nervios, pero sí será ejemplo para futuras generaciones de periodistas que seguirán defendiendo las libertades mediante el oficio de informar para todos y no para el gusto de algunos. Con un solo gremio marcando la «ceja» ya ha sido suficiente.
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