Historias del mundo

Los tomates perdidos en el espacio

«El astronauta Rubio consiguió todo un hito: cultivar los primeros tomates en el espacio, que, en teoría, se debía traer consigo a la tierra»

Aquellos que somos dados a perder objetos, solemos utilizar técnicas para que no nos vuelva a suceder. Guardarlo todo siempre en el mismo sitio, nunca cambiar de bolso, contar los bultos que llevamos una y otra vez... pero nuestra mente debe funcionar de manera distinta, pues se nos vuelven a extraviar las cosas. En mi reciente viaje a Israel perdí tres veces la llave del hotel. Nada que no me haya pasado antes. Aquellos que nos encontramos en este equipo, que soñamos con que objetos perdidos realmente sea un servicio que funcione y no un viejo letrero en desuso, nos hemos solidarizado con el astronauta de la Nasa Frank Rubio.

Rubio es conocido en el mundo entero por ser el estadounidense que más tiempo ha pasado en la Estación Espacial Internacional: desde el 21 de septiembre de 2022 hasta el 27 del mismo mes de este año. Aterrizó en Kazajistán tras pasar la cifra récord de 371 días en órbita. Entre sus múltiples misiones a bordo estaba la jardinería. El astronauta, de origen salvadoreño, consiguió todo un hito: cultivar los primeros tomates en el espacio, que, en teoría, se debía traer consigo a la tierra.

«Lo puse en una pequeña bolsa. Uno de mis compañeros de equipo tenía un acto con alumnos (en línea desde la estación). Pensé que sería genial mostrárselo a los niños: “Hola chicos, este es el primer tomate cosechado en el espacio”», aseguró Rubio ya en octubre. «Estaba bastante seguro de que lo volví a poner con velcro donde se suponía que debía hacerlo... y luego regresé y ya no estaba».

Te entendemos, Rubio. La de paraguas y chaquetas que han desaparecido de la misma forma. Claro, que no son un logro de la ciencia.

Rubió buscó y buscó por toda la nave, por el laboratorio... durante más de 20 horas. Ni rastro de los tomates. A favor del astronauta hay que decir que, si ya es difícil hallar algo en una habitación con gravedad, no me puedo imaginar lo que es rastrear en salas en las que los objetos pueden descarriarse en cualquier dirección.

La suerte que ha tenido este astronauta es que esta semana, los tripulantes de la Expedición 70 han anunciado que han hallado los tomates. Efectivamente, estaban dentro de una bolsa de plástico. Los que no pierden nada no conocen una de nuestras grandes satisfacciones: el milagro de encontrar lo que ya dábamos por perdido.