La situación

Es la trama rusa, estúpido

Si algo altera los nervios en Bruselas es que alguien en cualquier país de la Unión Europea se deje engañar y/o colabore con el régimen de Putin.

La gran batalla político-judicial de las últimas semanas sobre el proceso independentista y sus responsables se ha centrado en el debate sobre si Puigdemont puede ser acusado de terrorismo, más aún después del varapalo de los fiscales del Tribunal Supremo al Gobierno. Pero, reducido al absurdo, es como la acalorada discusión sobre si la fuerza con la que el defensa empuja al delantero dentro del área es suficiente para pitar penalti.

En paralelo circula otra investigación sobre un hecho extravagante: la trama rusa del procés. Que Puigdemont aceptara reunirse con enviados de Putin y que varios de sus colaboradores mantuvieran abiertos esos tratos con Moscú, muestra el punto al que llegó la pérdida de noción de la realidad de quienes llevaron a Cataluña hacia el precipicio. Y esas alucinaciones no han terminado. Delirante.

Que Puigdemont y algunos de sus corifeos sean acusados de terrorismo –algo que Pedro Sánchez ya nos ha dicho que los jueces no harán, sin que haya explicado por qué lo sabe– es materia de debate, porque aún no se puede hablar de hechos probados. Pero los tribunales españoles manejan una larga lista de pruebas sobre la trama rusa, incluido el reconocimiento expreso de sus protagonistas. Y si algo altera los nervios en Bruselas es que alguien en cualquier país de la Unión Europea se deje engañar y/o colabore con el régimen de Putin.

Los ofrecimientos que los enviados rusos hicieron a los líderes del proceso independentista –en su momento de mayor enajenación– son de aurora boreal: reconocimiento de la Cataluña independiente, ayuda financiera con criptomonedas, diez mil soldados rusos para proteger la república catalana y otras insensateces de ese jaez. Ya resulta excéntrico que Puigdemont aceptase un primer contacto de su gente con los rusos. Pero, una vez conocida esa lista de sandeces, ¿en qué cabeza amueblada podía caber que hubiese sucesivas reuniones con más rusos? Pues de igual forma han hecho todo lo demás. Y Moncloa les sigue el juego.

Es posible que la gran batalla judicial sea por la acusación de terrorismo. Pero, parafraseando a los asesores de Clinton en 1992, sería estúpido ignorar la trama rusa. Posible delito de traición.