Elecciones en Estados Unidos
Obama, el controlador
Fueron muchas las esperanzas depositadas por ciudadanos de todo el mundo en Barack Obama cuando fue elegido como presidente de los Estados Unidos. Parte de esas esperanzas venían del mundo de los medios de comunicación y de los defensores de la libertad de prensa. Sin embargo, cuando se cumple un año de su segundo mandato, periodistas y activistas en defensa de la transparencia afirman que la Casa Blanca limita la divulgación de información y despliega a sus propios medios para evadir el escrutinio de la Prensa.
Ante esta situación, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ en sus siglas en inglés) ha elaborado un informe especial, hecho público este mes de octubre, que arranca con una afirmación preocupante: «En Washington, durante la administración del presidente Obama, los funcionarios del Gobierno tienen cada vez más temor de hablar con los medios. Los sospechosos de conversar con periodistas acerca de cualquier asunto que el Gobierno haya clasificado como secreto son objeto de investigación, e inclusive de pruebas de polígrafo y del escrutinio de los datos de sus teléfonos y correos electrónicos. Un «Programa contra Amenazas Internas» que se está poniendo en marcha en cada departamento gubernamental les ordena a todos los empleados federales que vigilen a sus colegas para prevenir filtraciones de información».
«Ésta es la Administración más cerrada y obsesionada por controlar la información que yo haya cubierto jamás», señaló David Sanger, veterano corresponsal de «The New York Times» en Washington. Según este informe, elaborado por Leonard Downie Jr. y Sara Rafsky, «la guerra de la Administración Obama contra las filtraciones y otras iniciativas para controlar la información son las más agresivas que he verificado desde la Administración de Richard Nixon».
Richard McGregor, corresponsal del «Financial Times», comentó que, al llegar a Washington hace ya unos años, se sorprendió de comprobar que «cubrir esta Casa Blanca es algo deprimente en lo que respecta a tener algo de sustancia de que informar en lo que debiera ser un sistema mucho más abierto. Si Estados Unidos comienza a retroceder en este aspecto, es un mal ejemplo para otras democracias».
Aunque el Gobierno de Estados Unidos siempre ha sido especialmente controlador, el punto de inflexión fue el 11 de septiembre de 2001. Los ataques terroristas condujeron al rápido crecimiento de lo que «The Washington Post» luego calificó de un vasto «Estados Unidos super secreto, compuesto por organismos de inteligencia y otras entidades gubernamentales, fuerzas militares especiales, y contratistas privados.
En un inicio, los medios no descubrieron ni éstas ni otras actividades secretas de antiterrorismo. Aun así, la cobertura fue cambiando de forma gradual, por lo que la llegada de Obama fue vista con esperanza. Sin embargo, en lugar de dar más acceso a la labor informativa, la Casa Blanca de Obama produce su propio noticiero, llamado «West Wing Week», que coloca en el sitio web de la Casa Blanca. «Son cinco minutos de vídeo y sonido propios grabados en actividades que los medios ni siquiera sabían que existían», indicó Ann Compton, corresponsal de ABC News en la Casa Blanca. «Cerrarles las puertas a los periodistas es perjudicarse a sí mismos», comentó el escritor y periodista de «The Washington Post» Bob Woodward, «porque organizaciones menos responsables publicarán o transmitirán lo que quieran. Al final, no perjudica a los medios, pero puede perjudicar la seguridad nacional».
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