Ciencia y Tecnología
Periodismo y algoritmos
Es imposible entender el periodismo actual sin tener en cuenta el papel que juega la tecnología. Desde la aparición de internet, el desarrollo de la telefonía móvil y las redes inalámbricas o la popularización de las redes sociales, todo ha cambiado. Los viejos esquemas son historia y los nuevos se construyen sobre la marcha.
Por si fuera poca esta sumisión, la llegada del denominado periodismo de datos, ligado al manejo de grandes cantidades de información a través de herramientas informáticas, nos hace aún más esclavos de la tecnología y de sus desarrolladores.
La pasada semana tenía lugar en la Universidad de Ciencias Políticas de París la conferencia anual «Nuevas prácticas periodísticas», en la que se analizaba cómo los algoritmos, los robots y las herramientas de gestión de datos están dando forma a un nuevo periodismo. Esos algoritmos están en todas partes y son la base de los buscadores de noticias, de las redes sociales o de los servidores de publicidad que muestran los anuncios en los medios digitales.
Sin embargo, «todos los algoritmos son parciales», aseguraba Kelly McBride, uno de los responsables de Poynter, entidad pionera en la investigación periodística. Y es que, aunque los algoritmos ayudan a los periodistas a gestionar más información más rápidamente, no es menos cierto que los resultados de la aplicación de determinadas herramientas informáticas depende de cómo esos criterios manejen los datos para que los resultados sean unos u otros.
Según McBride, «la mayoría de la gente es incapaz de diferenciar si detrás de una información de datos hay un algoritmo o ha sido elaborado por un ser humano». De hecho, los presentes en la conferencia insistieron en que, pese a los avances tecnológicos, confiar todo el manejo de esos datos a herramientas informáticas puede llevar a inexactitudes y a errores.
Por eso es importante que sean los medios de comunicación los que definan los criterios de esos algoritmos y que en su elaboración existan equipos multidisciplinares en los que, además de informáticos, haya periodistas, diseñadores... Porque al final, los datos por sí mismos, sin una explicación, una interpretación, pueden llevar a conclusiones equivocadas. Y de eso saben mucho las empresas demoscópicas, sobre todo cuando realizan encuestas electorales. Es lo que, con tono despectivo se llama «cocinar» los datos, pero que no es otra cosa que ponerlos en el contexto adecuado, relacionarlos con anteriores estudios...
En este sentido, el profesor de Periodismo de la Universidad Complutense y director de Internet Media Lab, Jesús Flores, insiste en que las facultades de Comunicación deben incluir en sus planes de estudio entornos de formación dirigidos hacia un aprendizaje tecnológico. Por ejemplo, «investigar, practicar y analizar el impacto y uso potencial de aplicaciones tales como los drones (para situaciones en peligro de periodistas corresponsales); crear algoritmos (para el desarrollo de periodismo de datos); adaptar el uso de Google Glass (apostando por la movilidad-ubicuidad de la información) para la difusión de noticias; análisis de robots de uso periodístico; apps cartográficas para el desarrollo de la información geolocalizada; «big data» (y su procesamiento a través de filtros y «web scraping», creando un perfil de analista de datos)...».
Lo que es evidente es que si cambian las herramientas y los soportes, los periodistas debemos adaptarnos a los nuevos tiempos aunque, eso sí, sin perder de vista que, al final, la calidad de la información es lo más importante.
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