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Consejos vendo

Veraneo de las cavernas

Y le decían, los demás: ¿no podías traer una cosa y luego la otra? «Grrrrr, pues no». Este error de software está impreso en esa parte del genoma, dicen que entre el 1 y el 4 por ciento, que tenemos los humanos actuales de nuestros ancestros

El ser humano masculino tiene más fallos de programación que Grok, por experiencia propia lo digo. Uno de esos códigos defectuosos se activa en mí como un resorte cuando llegan las vacaciones y se abre el maletero en el destino tan anticipado. Escaneas el contenido y un extraño impulso se presenta como un desafío contra el universo, una llamada que me empuja por mandato automático hacia la obligación moral de transportar todo el desmesurado contenido en un viaje desde el coche al hogar de descanso. Parece demasiado, pero cruzas mochilas sobre el pecho como Rambo. Enganchas a la maleta una bolsa de deportes y llevas otra enorme del Mercadona con el meñique. Bueno, no creo que se gangrene este dedo si enrosco en él esta asa de plástico. ¿Quién dijo que la barbilla no puede sostener un par de patinetes?

Creo que se trata de un impulso atávico, ancestral, impreso en nuestra genética desde los neandertales, que ya llevaban el mamut debajo de un brazo y en la otra un helecho y la porra de encina. Y le decían, los demás: ¿no podías traer una cosa y luego la otra? «Grrrrr, pues no». Este error de software está impreso en esa parte del genoma, dicen que entre el 1 y el 4 por ciento, que tenemos los humanos actuales de nuestros ancestros. Está ahí mi esencia unga unga y no deja de ser elocuente que se active cuando inicio vacaciones y me dispongo a involucionar, con el objetivo de retrotraerme al gorila o, al menos, al mandril. Solo estas malditas columnas me sacan del ansiado letargo monosilábico, del gruñido como sentido vital.

Llegué a casa agarrotado y enrojecido. Lacerado por correas y sin aliento. No les diré cómo estaba mi orgullo neandertal porque, como todo hombre de las cavernas sabe, existe una norma. Llevarlo todo de una vez es como doblegar al universo. Pero una cosa está muy clara: si con algo no puedo, lo subo mañana, en el coche se queda. Así que mañana les cuento.