El trípode

De los vítores a la Cruz

De la gloria humana a la crucifixión solo median cinco días, y en esa semana se resume y retrata la condición humana con sus miserias, debilidades y grandeza

La Semana Santa se inicia con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Resurrección, y tiene en el Jueves y Viernes los señalados días en los que se desarrolla la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Comienza entrando Jesús en Jerusalén aclamado por el pueblo que veía en Él al Mesías prometido que iba a liberarles del yugo de los romanos y a encumbrar a su nación como grande entre las poderosas de la tierra; para terminar ajusticiado tan solo cinco días después, tras ser traicionado por uno de los suyos y entregado a los sanedritas para ser «juzgado» en un simulacro procesal y condenado a morir en la Cruz por el gobernador de Judea, Poncio Pilatos. A él los judíos le derivan el caso por ser el competente para ejecutar la sentencia. Teniendo la autoridad en sus manos, lo que hace es lavárselas a la vista de todos pese a estar convencido de su inocencia, permitiendo esa ignominiosa ejecución para evitar ser denunciado ante el César de no ser suficientemente afín a su persona.

De la gloria humana a la crucifixión solo median cinco días, y en esa semana se resume y retrata la condición humana con sus miserias, debilidades y grandezas: La multitud que ensalza al que estiman poderoso y le abandona cuando cae en desgracia, representa a la masa carente de convicciones y criterio para discernir la verdad respecto a las apariencias. Judas encarna al desleal y traidor que vende su dignidad por 30 monedas de plata, es el personaje siempre cercano que piensa que puede sacar rédito para satisfacer su ambición humana y que traiciona cuando considera que ya no le es útil para ese fin. El gobernador Poncio Pilatos es quien vive por y para el poder, y su norte es satisfacer esa ambición complaciendo siempre cual vil lacayo a quien lo ostenta, y que puede dárselo y quitárselo. En los discípulos que le abandonan o le niegan al ser apresado, están representadas la fragilidad humana, que huye temerosa ante el miedo, pero también la capacidad de arrepentimiento y de pedir perdón por su cobardía para rehacerse con fortaleza y renovada convicción. En el buen ladrón están presentes todos los hombres caídos en el delito, pero conscientes de su miseria, con un corazón humilde y abierto al arrepentimiento, lo que irresistiblemente atrae a la misericordia divina. En la Virgen María, su Madre, está personificado el feminismo auténtico que, tras dar la vida, protege, educa, cuida y acompaña hasta la Cruz.

Salvo a Ella, que no lo necesitaba, nos redimió a todos al precio de Su sangre.