El vodevil de la hipocresía

Adlai E. Stevenson (1900-1965) fue dos veces candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el Partido Demócrata y derrotado las dos por Eisenhower (1890-1969). También fue embajador americano en la ONU durante la crisis de los misiles de Cuba de 1962, que estuvo a punto de desatar una guerra nuclear. Tras largos años en la política, decía que «un hipócrita es el tipo de político que cortaría una secuoya, montaría un escenario y luego haría un discurso sobre la conservación». Pedro Sánchez, con el encargo real, obligado, ultima la renovación de su contrato de alquiler en La Moncloa y espera que sea por otros cuatro años. Es posible, incluso probable. Yolanda Díaz, que volverá a ser vicepresidenta, alega que hay que negociar mucho porque las posiciones de Sumar y del PSOE están muy lejanas. Algunos socialistas, incluido el bravucón Puente entre los negociadores, no pueden dejar de reír. La Evita Perón gallega soñó con ser presidenta del Gobierno, incluso Iván Redondo lo veía posible, pero todo eso se esfumó y solo tiene futuro de muleta de Sánchez. Puede hacer el teatro que quiera, también pedir un ministerio para Ada Colau, pero está claro. Hay acuerdo en que habrá acuerdo. Marta Rovira, de ERC, otra prófuga, ha explicado cómo será lo de la amnistía: «Una ley que tenga los mismos efectos que la amnistía». Hay que buscar la fórmula, pero el juez Llarena puede invocar la Cuestión de Constitucionalidad y todo quedaría paralizado meses. Junqueras y Puigdemont no llegarían a las elecciones catalanas. El «pirado de Waterloo», Isabel Coixet dixit, propone una consulta a las bases del Consejo de la República, en teoría con 100.000 afiliados y un censo ignoto, con la pregunta: «¿Debe promover el bloqueo a la investidura del presidente del Estado español?». Más allá de los errores conceptuales, parece inducir una respuesta negativa, pero ¿quién controlará el procedimiento? Dicen que el ministro Félix Bolaños, ariete sanchista, habló con los «indepes» y les sugirió que pidieran la luna, que luego ya rebajarían exigencias, pero que lo de la amnistía –con truco a favor de los afectados, lo veremos–, está hecho, con el pan y circo del Mundial de Fútbol del 2030 al fondo. Todo un vodevil de la hipocresía que hace actuales aquellas palabras de Stevenson.