Eleuteria

Mamdani y el control de alquileres

Mamdani es un socialista radical, pero limitado por la realidad institucional. En cambio, nuestros intervencionistas patrios no tienen freno

Zohran Mamdani, «joven, musulmán y socialista democrático» en sus propias palabras, acaba de ganar la alcaldía de Nueva York. Su ideario económico –«los impuestos no son un robo; el capitalismo sí lo es»– no deja lugar a dudas sobre su radicalismo. Sin embargo, más allá del ruido ideológico, conviene observar con detalle qué propone exactamente y, sobre todo, qué margen real tiene para aplicar sus recetas. Porque una cosa es el fervor anticapitalista de campaña, y otra muy distinta, la aritmética de competencias y presupuestos.

La medida estrella de Mamdani es la congelación de los alquileres. Pero, a diferencia de lo que se está diciendo en España, no se trata de un control generalizado. Nueva York tiene tres tipos de viviendas en alquiler: las de mercado libre, las de alquiler estabilizado y las públicas. La propuesta del nuevo alcalde solo afecta al segundo grupo, que representa entre el 35% y el 40% del total. Son viviendas ya reguladas, cuyos precios se actualizaban entre un 2% y un 3% anual y que ahora quedarán congelados. El resto –alrededor de la mitad del parque inmobiliario– seguirá siendo libre.

En cambio, Podemos, Sumar o incluso parte del PSOE aspiran a imponer topes a todas las viviendas dentro de las llamadas «zonas tensionadas». Es decir, no dejan ningún espacio a que existan y se construyan viviendas no reguladas. Y los efectos de un control de alquileres tan duro y general ya los conocemos: deterioro del parque, menor inversión y rigidez en la movilidad. Mamdani no revertirá ese daño, pero tampoco lo extenderá al conjunto de la ciudad. En España, un control total como el que defienden Podemos y Sumar sería letal: desplomaría la oferta, hundiría la inversión y agravaría el problema que dice resolver (como ya sucede en Cataluña).

Es más, mientras que la izquierda española sigue repitiendo que no es necesario aumentar la oferta de vivienda (ni pública ni privada), Mamdani, al menos, propone construir 200.000 viviendas públicas en diez años. Su receta es intervencionista, pero coherente: si reduces parte de la oferta privada, al menos reemplázala con nueva vivienda. La izquierda española ni siquiera acepta esa lógica; pretende congelar precios y, a la vez, dificultar la construcción.

Mamdani es un socialista radical, pero limitado por la realidad institucional. En cambio, nuestros intervencionistas patrios no tienen freno: quieren aplicar su ideología desde el dogmatismo más ciego y somos los españoles los que ya estamos pagando las consecuencias.