Y volvieron cantando
Vox en su encrucijada
La intocabilidad de Santiago Abascal parece hoy fuera de dudas, aunque no deja de percibirse cierto nerviosismo reflejado en el adelanto del cónclave
Quienes quieren bien a Santiago Abascal ya le habrán dicho que también a él se le puede poner cara de Albert Rivera. Casi por sorpresa adelantaba el gran cónclave de su partido, en un momento en el que Vox no se perfila precisamente como una formación con el suficiente fuelle como para navegar en las aguas de una legislatura que no solo van a ser revueltas para el Gobierno. A pesar de no haber sido un líder contestado internamente desde la fundación del partido, Abascal necesita justo ahora lo más parecido a un «Vistalegre» de la derecha más ortodoxa para dejar sentado, de un lado que quedan ideas para afrontar, no solo una larga legislatura, sino el más inmediato ciclo electoral del año que acaba de arrancar y de otro, que su liderazgo es tan absolutamente incontestable como al principio, a pesar de algunas sonoras espantadas por parte de destacados correligionarios y una estrategia política castigada en las elecciones generales sencillamente por no mostrarse como una opción útil para la aspiración de la derecha de desalojar al sanchismo del poder.
Sobre lo primero, la intocabilidad de Santiago Abascal parece hoy fuera de dudas, aunque no deja de percibirse cierto nerviosismo reflejado en el adelanto del cónclave justo para dentro de una semana, teniendo en cuenta que ese tipo de maniobras se corresponden con sorprender a unos adversarios internos reales y con nombres y apellidos. Sobre lo segundo, a Vox no le quedará más remedio –y lo veremos el sábado que viene– que iniciar una paulatina desbunkerización en el núcleo nacional de decisiones en favor de algo no tan incrustado en su ADN como es dar mayor poder y protagonismo a las «baronías» territoriales, en un momento en el que el aumento de esta presencia, incluidos gobiernos municipales y autonómicos, es proporcional a la pérdida de peso en el parlamento nacional, ya sin posibilidad numérica de organizar «mascletás» en forma de mociones de censura o sencillamente presentar recursos de inconstitucionalidad.
Vox afronta una cruda encrucijada que empezará a ventilarse en los comicios europeos y más inmediatamente en los gallegos tras una discutible obstinación por concurrir con el consiguiente peligro de tambalear la mayoría absoluta del PP –la derecha–mandando votos a la papelera. A Abascal le sobrevuela la misma pregunta que a Rivera en su momento: ¿Cómo haréis útiles vuestros votos? o para ser más exactos ¿Qué queréis ser de mayores?
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