Tribuna

La vuelta del hombre que trabajaba «para ti»

Cuando estaba en el Congreso no discriminaba a nadie y siempre estaba presto a echar una mano a quien se la tendiera. Si podía no dudaba en echar un cable

Si hay un tipo que sabe agasajar al prójimo ese sin duda es Josep Sánchez Llibre, el presidente de Foment del Treball Nacional, la patronal catalana con etiqueta de conservadora que ha desembarcado en Madrid abrazándose fraternalmente a la CEOE de Garamendi. Juntos pero no revueltos. El hecho relevante es querer estar en Madrid de cuerpo presente. Lo que ya en sí mismo es una declaración de principios.

Cuentan algunos de los que fueran adversarios de Sánchez Llibre, en su etapa política, que el diputado era alguien con quien para llevarse mal adrede había que esforzarse. Si algo le caracteriza es precisamente un talante bromista y cercano. Risueño. Para entonces era formalmente el segundo de Duran Lleida que siempre quiso ser el hombre del llamado Puente Aéreo en Madrid. Pero quien de verdad ejercía ese papel era Sánchez Llibre. Por muchos y diversos motivos. Duran Lleida era un hombre altanero que siempre tuvo en mente a Francesc Cambó, altivo éste y orgulloso. Como el del Campello (pueblo de habla catalana de Aragón) sus virtudes eran también sus defectos.

Sánchez Llibre, por el contrario, es un currante que si tiene que arremangarse no dudará en hacerlo. Y para lograr sacar adelante iniciativas en el siempre complicado mundo de la política legislativa hay que tener mano izquierda, sobre todo si a uno se le supone de derechas. Conciliar, seducir, convencer. Humildad y capacidad de transacción. Y en eso Sánchez Llibre era si no insuperable difícil de igualar. Si una empresa o sector económico tenía un problema no había nadie como Sánchez Llibre para sortear obstáculos y arreglar cualquier desaguisado. Solucionar problemas o abrir puertas. Que la economía fluyera. Y no por ninguna causa inconfesable. Sencillamente por convicción. Para Sánchez Llibre, el empresario es el motor de la economía productiva. Ese es su credo, su religión, la que sustenta su praxis. Ayer y hoy.

«Josep te desarmaba» cuenta un diputado catalán de izquierdas que coincidió con él en el Congreso. «Te decía no olvides que yo trabajo para ti». Y ante el asombro de su oponente le soltaba «claro porque yo trabajo para el bienestar de Catalunya». Siempre acompañando su resuelta afirmación con un golpecito cariñoso en el hombro o la espalda. Otra virtud cardinal del democratacristiano Sánchez Llibre es saber dar juego. Todos en la olla. Nadie en la intemperie. Parte pero también reparte. Con generosidad. Amigo de sus amigos. No suele dejar nadie en la estacada. Lo saben perfectamente los antiguos compañeros de viaje. Siempre han podido contar con el acomodo de Sánchez Llibre. No dejar a ningún soldado en la estacada también es parte de su encanto.

Al vigente presidente de Foment, cargo que ocupa desde 2018, su actual responsabilidad le viene como anillo al dedo. Si alguien va representar con ahínco y esmero al empresariado catalán es Sánchez Llibre. Cierto que Foment no representa exactamente a todo el empresariado catalán. La mayor parte de las pymes están con Pimec o Cecot. Pero no es menos cierto que cuando estaba en el Congreso no discriminaba a nadie y siempre estaba presto a echar una mano a quien se la tendiera. Si podía no dudaba en echar un cable. Sin esperar nada de inmediato. Si acaso, sembrando, prosperidad para un hombre que cree firmemente en el mundo de la empresa como motor económico y de creación de riqueza.

Tiene 74 años aunque a primera vista le restarías por lo menos diez. Está en forma y parece tener cuerda para rato. De esos frugales 74 pasó la friolera de 23 en el Congreso. Elegido siempre por las listas de CiU. Primero estuvo un par de años de senador. Pero estaba claro que ahí estaba desaprovechado. Pronto recaló en el Congreso donde enseguida desplegó sus cualidades que le valieron repetir sin tregua alguna. Y ahí probablemente seguiría de no haberse producido la ruptura de CiU con el proceso soberanista. Aunque ahí no acabó la singladura política de Unió Democràtica, el que fuera su partido. Sin embargo, fue el principio del fin. No hubo solución de continuidad alguna. El «procés» se llevó por delante a la casi centenaria UDC. Pero a quien no se llevó por delante fue a Sánchez Llibre. Duran Lleida lo intentó pero se estampó. Ramon Espadaler, que heredó el trono roído de Duran Lleida, siguió pero porque fichó por un PSC en horas bajas que le proporcionó un escaño en el Parlament. Fue Sánchez Llibre quien más que reinventarse supo aprovechar sus cualidades relevando a Joaquín Gay de Montellá al frente de Foment del Treball Nacional, la patronal más antigua de Europa. La patronal de la gran empresa aunque también cuenta entre sus asociados con pymes y autónomos. No en vano, Cataluña sigue siendo la comunidad con mayor número de empresas en España. Cerca de 650.000. Y, a su vez, la más exportadora con diferencia. Lo sabía Montoro que no dudaba en confesar, en privado, que de no ser por ese capital, España no hubiera superado la crisis de 2008.