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País Vasco

Este es el conocido 'Central Park' de Donostia: no todos los guipuzcoanos lo frecuentan

En el corazón de San Sebastián se esconde un tesoro verde que muchos locales pasan por alto en su día a día

Parque de la Plaza Gipuzkoa Turismo Euskadi (Euskadi.eus)

Cuando se piensa en San Sebastián, la mente vuela inevitablemente hacia la icónica barandilla de La Concha, el bullicio de la Parte Vieja o la majestuosidad del Palacio Miramar. Sin embargo, en el epicentro exacto de la ciudad, enmarcado por soportales y por el imponente edificio de la Diputación Foral, se encuentra un jardín que es mucho más que una simple plaza: el parque de la Plaza Gipuzkoa. Para muchos, es el auténtico pulmón verde del centro, un "Central Park" a escala donostiarra cuya verdadera esencia a menudo se escapa en la rutina diaria.

Adentrarse en este parque es como cruzar un umbral hacia un remanso de paz. El ruido del tráfico de la Avenida de la Libertad se atenúa, reemplazado por el murmullo del agua de una pequeña cascada y el tranquilo nadar de los patos en su estanque central. Cruzar su coqueto puente de madera es una de las estampas más fotografiadas, pero la plaza alberga otros secretos. Uno de sus elementos más queridos es el gran reloj elaborado con flores de colores, una pieza de jardinería que marca el tiempo de la ciudad de una forma única y natural.

Este jardín no es fruto del azar, sino una cuidada obra del paisajista francés Pierre Ducasse, quien en 1877 diseñó este espacio siguiendo el estilo de los jardines románticos ingleses.

Pierre Ducasse, el jardinero de San Sebastián Hotel Monte Ulia

Su objetivo era recrear la naturaleza de una forma idealizada, con senderos sinuosos, una variada vegetación y rincones que invitan a la calma y la contemplación. Flanqueando el parque, el edificio de la Diputación, obra de José de Goicoa, observa el ir y venir de los ciudadanos desde 1885.

Pero, ¿por qué "Central Park"? La comparación no se basa en el tamaño, sino en su función. Al igual que su homólogo neoyorquino, la Plaza Gipuzkoa es un punto de encuentro intergeneracional donde los niños dan de comer a los patos, las parejas buscan un banco a la sombra y los mayores se sientan a conversar. Es un refugio democrático y accesible en medio del ajetreo comercial y administrativo de la ciudad. Alberga, además, elementos patrimoniales significativos como el templete meteorológico de mármol o un monumento en honor al músico donostiarra José María Usandizaga.

Su vida late durante todo el año. En verano, se convierte en escenario de ferias del libro y atracciones infantiles, mientras que en Navidad se transforma por completo con la instalación de un entrañable Belén y un mercado que ilumina las noches de invierno.

La Plaza Gipuzkoa es mucho más que el jardín de la Diputación. Es una pieza fundamental del alma de San Sebastián, un espacio cargado de historia y de vida cotidiana que ofrece una pausa necesaria. Quizás la próxima vez que un guipuzcoano la cruce con prisa, se detenga un instante a redescubrir ese pequeño "Central Park" que siempre ha estado ahí, esperando ser visto con nuevos ojos.