Iglesia Católica
Braz de Aviz: «Los cardenales no son superiores a las religiosas»
«La plaza del Vaticano ha cambiado: ahora está llena de niños, jóvenes, ancianos, enfermos», destacó ayer el cardenal brasileño Joao Braz de Aviz durante la XX Asamblea General de la Conferencia Española de Religiosos (Confer). En el encuentro, celebrado en Madrid, el prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica destacó que el Santo Padre «quiere colocar las cosas en orden» y abordó también las dificultades que conllevan la vida religiosa, destacando que hay «un tiempo nuevo» que ya se vive con Francisco. El prefecto hizo en su discurso un llamamiento a la unión entre toda la comunidad de la Iglesia al indicar que «los obispos, los cardenales de Roma, pecamos de individualismo». Además, las apariencias dañan también a la estructura de la Iglesia. «Yo cardenal, no soy más que usted, religioso pero estoy más tentado a parecer importante», enfatizó De Aviz. Explicó que la Iglesia se construye entre todos y animó a que se activen mecanismos de comunión con laicos y mujeres. «El Papa es muy insistente en esto: en el Dicasterio tiene que haber más mujeres que hombres y estamos trabajando en ello».
En su ponencia, destacó la importancia del Concilio Vaticano II en la renovación de la Vida Consagrada y declaró que «quien se aleja del Concilio genera división». «La estructura carismática no es menor a la estructura jerárquica; ambas dimensiones son igualmente esenciales para la construcción divina del mundo», explicó, para matizar que así, la vida religiosa está en el corazón mismo de la Iglesia. «Necesitamos religiosos y religiosas con una gran madurez humana, no podemos parecer extraterrestres ante la gente», recomendó, para señalar a renglón seguido que «todos somos discípulos de Jesús, también yo, cardenal, y hay que ver dónde está nuestro corazón: en la riqueza, en el número de religiosos... ¿dónde está nuestra seguridad?». En esta línea, habló sobre el servicio del amor, que pierde su sentido si los enfermos y ancianos de las congregaciones son un peso para nosotros: «Hemos caído en el individualismo reinante en la sociedad, somos monjes individualistas».
Otro de los temas que abordó en su intervención fue la autoridad en el seno de la Iglesia, que no puede convertirse en autoritarismo. Así recordó que los superiores mayores no pueden no tratar a sus hermanos con cariño; el cuidado de la vida comunitaria, el amor fraternal, es esencial para que la vida religiosa sea un signo creíble en nuestros días. La obediencia tiene sentido desde el amor, si no, se convierte en esclavitud. «El mundo de hoy no entiende que para amar hay que bajarse, hay que hacerse pequeño», subrayó Braz de Aviz, que apuntó que «desde esta perspectiva del amor, es igual de importante presidir una Eucaristía, cocinar, limpiar...».
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