Iglesia Católica
El día que los milicianos destruyeron al Sagrado Corazón de Jesús
La película “Corazón ardiente”, que se estrena mañana, recupera la historia del Sagrado Corazón de Jesús a través del personaje de la escritora Lupe Valdés. Un puñado de testimonios nos acercan a "Su misterio fuerza” y “Sus extraordinarios efectos”, como se puede escuchar en este nuevo trabajo del director Antoni Cuadri.
León XIII dedicó la encíclica «Annum Sacrum» a la consagración de la Humanidad al Sagrado Corazón de Jesús el 25 de mayo de 1899. No era la primera vez, pero el Papa quería movilizar al catolicismo en una manifestación de fe popular para romper esa «especie de muro entre la Iglesia y la sociedad civil» que, decía, habían levantado los Estados.
La encíclica alertaba de la acción de gobiernos que querían eliminar la religión de la vida pública, y «si les fuera posible hasta expulsarían a Dios de la misma Tierra». Por eso, concluyó, «soñamos en una forma de veneración más imponente aún». El Papa consiguió movilizar a los católicos de todo el mundo. En Sevilla y Bilbao, por ejemplo, se edificaron monumentos de Consagración. Pero el más famoso fue el erigido en el Cerro de los Ángeles, en la madrileña localidad de Getafe. La construcción se hizo con la aportación de los feligreses y cuantiosas donaciones. La mayor fue la de Juan Mariano de Goyeneche, conde de Guaqui, que donó una imagen de Jesús de nueve metros de altura que coronaba el conjunto escultórico. A un lado estaba representada la Humanidad «santificada», y al otro la que «tiende a santificarse», obras del escultor Aniceto Marinas y el arquitecto Carlos Maura. Alfonso XIII lo inauguró el 30 de junio de 1919. El monumento al Sagrado Corazón de Jesús del Cerro de los Ángeles se convirtió en un lugar de culto en un momento de peligrosa politización de la religión. Jardiel Poncela en su novela «La tournée de Dios» contaba con humor y crítica general la preocupación por la situación social de la España de la época, haciendo descender a Dios precisamente en el Cerro.
El complejo era custodiado por jóvenes de Acción Católica, que hacían guardia para velar la Consagración de los frecuentes ataques anticlericales.
En los primeros días de la Guerra Civil un grupo de milicianos asaltó el Cerro y asesinó a los cinco jóvenes católicos. El lugar fue ocupado por los republicanos, quienes decidieron destruir el monumento. Empezaron fusilando la estatua de Jesús, el 28 de julio, hecho que quedó inmortalizado en una foto que dio la vuelta al mundo. La secuencia fue filmada por un equipo cinematográfico anarquista llegado desde Madrid para la ocasión. La toma fue emitida por el noticiario británico «British Paramount News». Esto provocó indignación en el mundo católico, y se produjo el alistamiento en Irlanda y Rumanía de unas brigadas para viajar a España a defender el cristianismo. Llegaron 700 irlandeses que se incorporaron a la Legión y a la Falange, y un grupo de rumanos de la Guardia de Hierro. Los milicianos siguieron con la destrucción del Monumento. Ataron la imagen de Jesús a un tractor e intentaron derribarla sin conseguirlo. Al día siguiente acudieron con mazas para demolerlo, pero solo lo deterioraron. La solución fue dinamitar la base de la estructura, y así se hizo el 7 de agosto. El ayuntamiento de Getafe rebautizó el lugar como «Cerro Rojo». Una vez las tropas franquistas tomaron el lugar pusieron una cruz blanca y una bandera de España.
En 1944 se inició su reconstrucción, que no se concluyó hasta 1965.
La obra se encargó a Luis Quijada y a Pedro Muguruza. Los restos del antiguo se dejaron frente al nuevo, compuesto por un Cristo de 11,50 metros y cuatro conjuntos que representaban a la España misionera, la defensora de la fe, la Iglesia militante y la triunfante, con figuras de Isabel la Católica, Don Pelayo, Hernán Cortés o Santa Teresa de Jesús.
✕
Accede a tu cuenta para comentar