Cristianismo

El Papa pide a los jerarcas budistas «superar el odio»

En su tercera jornada en Myanmar, Francisco llama a las religiones a unirse para «superar la intolerancia» y «curar las heridas del conflicto».

El Papa camina junto al jerarca budista Bhaddanta Kumarabhivasma
El Papa camina junto al jerarca budista Bhaddanta Kumarabhivasmalarazon

En su tercera jornada en Myanmar, Francisco llama a las religiones a unirse para «superar la intolerancia» y «curar las heridas del conflicto».

Apenas le quedan unas horas al Papa Francisco en Myanmar (antigua Birmania) países que dejará para trasladarse a Bangladesh, de mayoría musulmana. La jornada de ayer estuvo dedicada a los pocos católicos del país, aunque uno de sus principales encuentros fue con los monjes budistas en la ciudad de Rangún. Allí, Francisco entró en el Kaba Aye Center –uno de los templos más conocidos del continente asiático– y, descalzo, asistió a algunas oraciones budistas. Él también contó con una intervención, en la que pidió a los jerarcas budistas superar el «prejuicio» y el «odio» y sanar las heridas que todavía llevan a sus espaldas.

El Papa subrayó la oportunidad del encuentro «para reafirmar nuestro compromiso por la paz, el respeto de la dignidad humana y la justicia para todos los hombres y mujeres» y aseguró que «el gran desafío de nuestros días es el de ayudar a las personas a que se abran a la trascendencia». Sin embargo, es consciente de que esto no será posible sin estar unidos y «superar todas las formas de incomprensión, de intolerancia, de prejuicio y de odio», que todavía se mantienen vivos. Las palabras más duras que pronunció durante su alocución fueron con las que pidió cerrar de una vez las heridas «causadas por los conflictos, la pobreza y la opresión». Y abogó por «curar las heridas de los conflictos que a lo largo de los años han dividido a personas de distintas culturas, etnias y convicciones religiosas», en clara alusión a los rohingyás.

Por otro lado, a los obispos del país les propuso tres claves para desarrollar su misión: sanación, acompañamiento y profecía. Francisco, como ya hiciera en su primer día, insistió en que «la unidad que compartimos y celebramos nace de la diversidad». Pidió además construir «puentes de diálogo» con las demás confesiones del país. A los prelados aconsejó hacer «escuchar vuestra voz» en cuestiones «de interés nacional», sobre todo «en el respeto de la dignidad y los derechos de todos, especialmente de los más pobres y vulnerables».

Pero su jornada comenzó con una misa en Kyaikkasan Ground en el la ciudad de Rangún ante unos 150.000 fieles a los que recordó que la Cruz es «como un GPS espiritual que nos guía de manera inexorable hacia la vida íntima de Dios». «A veces podemos caer en la trampa de confiar en nuestra propia sabiduría, pero la verdad es que podemos fácilmente desorientarnos. En esos momentos, debemos recordar que tenemos ante nosotros una brújula segura: el Señor crucificado», dijo Francisco.

Hoy por la tarde se dirigirá a la vecina Bangladesh, donde se encontrará en un escenario algo diverso. Francisco llegará a la capital, Daca, donde será recibido por las autoridades del país y visitará a continuación el Memorial Nacional de Mártires de Savar para rendir homenaje al padre de la nación en el Museo Bangabandhu. Después, realizará una visita de cortesía al Presidente en el Palacio Presidencial y poco después celebrará el tradicional encuentro con las autoridades. Mañana mantendrá un encuentro con los obispos del país, así como un encuentro interreligioso y ecuménico por la paz en el jardín del Arzobispado. Antes de regresar a Roma el sábado mantendrá una visita privada en la Casa Madre Teresa de Tejgaon y un encuentro con los sacerdotes, religiosos, consagrados, seminaristas y novicios en la iglesia del Santo Rosario.