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El Papa pide a los novios: «¡Casaos!»

Francisco, el primer Papa que celebra San Valentín. Más de 10.000 enamorados celebraron la festividad con el Pontífice

Francisco, ayer, en la plaza de San Pedro, bajo la atenta mirada de miles de novios
Francisco, ayer, en la plaza de San Pedro, bajo la atenta mirada de miles de novioslarazon

El Papa Francisco ha invitado a los novios a apostar por el matrimonio y por el "para siempre".

Por primera vez en un 14 de febrero, la plaza de San Pedro del Vaticano se llenó de parejas de novios para celebrar con el Papa esta festividad. Francisco, un Pontífice que vuelve a salirse de lo común, convocó a los enamorados y éstos respondieron en masa. De hecho, al principio se pensó que el acto se celebraría en el Aula Pablo VI, un auditorio cerrado dentro de la Santa Sede con capacidad para unas 7.000 personas. Sin embargo, ante el gran número de interesados que se inscribieron, acabó teniendo lugar en el ágora donde mejor se palpa la universalidad de la Iglesia católica. Finalmente, se congregaron más de 25.000 fieles provenientes de 30 países diferentes.

Tras escuchar los testimonios de jóvenes que están haciendo los cursillos de preparación al matrimonio y de presenciar varias manifestaciones artísticas relacionadas con el amor, los novios recibieron con jolgorio a Francisco, quien los saludó con afecto antes de comenzar su alocución. En ella trató de responder a tres de los grandes retos que tienen frente a ellos las nuevas parejas: el miedo a la relación para toda la vida, la dificultad de la convivencia y la celebración del matrimonio.

Al afrontar la primera de estas cuestiones, el Papa invitó a los presentes a que se preguntaran por qué es importante «amarse para siempre». «Hoy muchas personas tienen miedo de tomar decisiones definitivas, para toda la vida, les parece imposible. Esta mentalidad lleva a tantos que se preparan al matrimonio a decir: ''estamos juntos mientras dure el amor''. ¿Pero qué entendemos por amor? ¿Sólo un sentimiento, un estado psicofísico?», quiso saber Francisco. Si los novios sólo tienen esa idea no podrán construir «nada sólido», pues el amor es «una relación, una realidad que crece» como una casa «que se construye» en pareja día a día. «No debéis construirla sobre la arena de los sentimientos que van y vienen, sino sobre la roca del amor verdadero, el amor que viene de Dios». Es precisamente de esta solidez a la hora de construir un proyecto común de la que «nace la familia, un lugar de afecto, de ayuda, de esperanza y de apoyo». «¡No os dejéis vencer por la cultura de lo provisional!», animó Francisco a los novios.

Luego dio unos cuantos consejos sobre cómo debe ser a su juicio el estilo de vida del matrimonio. Comenzó diciendo que vivir juntos es «un arte, un camino paciente, bello y fascinante» en el que deben imperar tres palabras: «permiso, gracias y perdona». Al hablar de la importancia de excusarse recordó que lo general es que las personas acusen al otro y se justifiquen a sí mismas. «Es un instinto que está en el origen de tantos desastres. Aprendamos a reconocer nuestros errores y a pedir perdón. También así crece una familia cristiana». A continuación, se ganó los aplausos de los presentes al apuntar que no existe «la familia, el marido o lo esposa perfecta». «Ni hablemos de la suegra perfecta», comentó. «Existimos nosotros, pecadores. Jesús, que nos conoce bien, nos enseña un secreto: no acabar nunca un día sin pedir perdón, sin que la paz vuelva a la casa». Terminó esta parte de su discurso asegurando que la pareja durará si los cónyuges son capaces de pedir perdón y aceptar las excusas del otro.

Finalmente Francisco expuso cuál es su idea de la celebración de matrimonio: debe ser una fiesta, pero «cristiana y no mundana», teniendo como ejemplo el milagro de las bodas de Caná. Pidió que los enlaces sean «sobrios» y centrados en lo que de verdad importa y no dejarse llevar por asuntos secundarios como el banquete, las fotografías, los vestidos, las flores... «Haced que las señales exteriores de vuestra fiesta revelen la presencia del Señor y recuerden a todos los presentes el origen y el motivo de vuestra alegría».

El detalle

UNA ROSA AL VUELO Y UN COJÍN PARA LAS ALIANZAS

El Papa Francisco regaló a los 25.000 novios que estaban esperándole en la plaza de San Pedro una almohadilla en la que poner las alianzas el día de su boda. Además, uno de los asistentes le lanzó una rosa y él la cogió al vuelo. Mientras tanto, «Love is all around» sonaba de fondo.