Medio siglo sin el «Papa bueno»

La Iglesia católica sería hoy muy distinta a como la conocemos sin la audacia visionaria de un hijo de campesinos de viva inteligencia y con amplitud de miras como fue Juan XXIII, de cuya muerte se cumplen hoy 50 años. El ideólogo e impulsor del Concilio Vaticano II, el gran momento de discernimiento y renovación que ha tenido la comunidad cristiana en el siglo XX, moría el 3 de junio de 1963 debido a un cáncer de estómago. La enfermedad le privó de ver cómo se desarrollaba aquella histórica asamblea que él llamaba la "puesta al día de la Iglesia"y que sería su sucesor, Pablo VI, quien la concluyese.

Aunque Juan XXIII fue calificado como un "Pontífice de transición"tras su llegada al solio pontificio desde el patriarcado de Venecia para suceder a Pío XII, en sus cinco años de pontificado (1958-1963) le dio tiempo a cambiar el paso al Vaticano y a la Iglesia universal. El "Papa Bueno"revigorizó la fe, ilusionando a los fieles con una comunidad cristiana más sencilla, apostólica y volcada con los débiles. También puso los pilares del diálogo con las Iglesias no católicas y con las otras religiones, algo asumido hoy como normal pero que entonces resultaba casi revolucionario.

Juan XXIII escribió ocho encíclicas, dos de ellas especialmente significativas: "Mater et Magistra"(1961), su gran texto social, y "Pacem in Terris"(1963), su alegato para acabar con las guerras y contruir la paz que, medio siglo después, sigue aún vigente. El Papa Roncalli fue beatificado el 3 de septiembre del año 2000 por Juan Pablo II. Desde que, el pasado 13 de marzo, fue elegido obispo de Roma Jorge Mario Bergoglio, son muchos los que encuentran en Francisco semejanzas con Juan XXIII.

--