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Primera entrevista

El Papa: «LA ONU ha perdido su capacidad multilateral»

En su primera entrevista León XIV aborda su liderazgo mundial y plantea un modelo de Iglesia «cuyo enfoque no esté en la jerarquía institucional»

Vatican Pope ASSOCIATED PRESSAP

«Obviamente soy estadounidense y me siento profundamente estadounidense, pero también amo mucho a Perú, al pueblo peruano; eso forma parte de mí». Es la carta de presentación de León XIV cuando se cumplen cinco meses de ser elegido Papa. Por primera vez en este tiempo, el primer pontífice norteamericano de la historia concede una entrevista en la que habla en primera persona de quién es y de qué piensa como parte de su primera biografía oficial. «León XIV: Ciudadano del mundo, misionero del siglo XXI» es el nombre de la obra que se pondrá a la venta el jueves 18 en Perú y que en España no verá la luz hasta octubre.

Este mano a mano con Robert Prevost, que se desveló ayer, justo cuando cumplía 70 años, lo mantiene con la periodista Elise Ann Allen, una persona de confianza del Papa, no por el hecho de ser norteamericana. Además de ser corresponsal en Roma del portal digital católico CruxNow, fue una de las profesionales que destapó los abusos y corrupciones del Sodalicio de Vida Cristiana, el movimiento peruano que ordenó disolver el fallecido Francisco, un proceso en el que la implicación del entonces obispo de Chiclayo fue clave.

Temas por descubrir

En este contexto, León XIV comparte sus vivencias en dos encuentros que tuvieron lugar este verano, tanto en la residencia veraniega de Castel Gandolfo como en su apartamento en el Palacio del Santo Oficio del Vaticano. Es ahí donde se desarrolló una entrevista en la que se abordaron cuestiones de frontera eclesial como el papel de la mujer y la inclusión del colectivo LGTBI. Sin embargo, habrá que esperar al posicionamiento papal sobre estos temas a este jueves, puesto que en el extracto que se desveló ayer el foco se centra en su perfil más personal, su visión sobre los conflictos abiertos en el mundo y, en clave eclesial, su respaldo a la reforma de Francisco en lo que a la sinodalidad se refiere.

En su particular confesión a Allen, el Papa confiesa que estos primeros meses al frente de la Iglesia católica le han hecho ver que tiene «un gran camino de aprendizaje por delante», especialmente en su papel como «líder mundial». «Estoy aprendiendo mucho sobre el papel que la Santa Sede ha desempeñado en el mundo diplomático durante muchos años...», reconoce, añadiendo que se siente «muy desafiado, pero no abrumado». «Tuve que lanzarme de lleno a la piscina rápidamente», bromea incluso al referirse a su labor como jefe de Estado. A la par, expone que ser «sucesor de Pedro, y que se me pida confirmar a otros en la fe, que es lo más importante, es algo que solo puede suceder por la gracia de Dios». Preguntado por la guerra de Ucrania, plantea que la Santa Sede siempre ha hecho «grandes esfuerzos» por una postura «verdaderamente neutral», que «no sea de un bando ni del otro». De la misma manera, reconoce que «pensar en el Vaticano como mediador, incluso en el par de ocasiones en que nos hemos ofrecido a organizar reuniones de negociaciones entre Ucrania y Rusia, ya sea en el Vaticano o en alguna otra institución de la Iglesia, soy muy consciente de las implicaciones que eso tiene».

En su reflexión sobre el contexto internacional, sí critica que Naciones Unidas haya «perdido su capacidad de unir a la gente en torno a temas multilaterales».

De la misma manera, en el diálogo con la periodista, el Papa Prevost sostiene que la polarización «parece ser la palabra de moda, pero no ayuda a nadie». Así, deja caer que quizá esta división sea fruto de que se haya perdido el sentido del valor «de la vida humana, de la familia y el valor de la sociedad». A estos elementos suma el factor de la brecha entre la clase trabajadora y los más ricos. «La última cifra que vi es 600 veces más que lo que recibe el trabajador promedio. Ayer se supo que Elon Musk será el primer billonario del mundo. ¿Qué significa eso y de qué se trata?», cuestiona el Papa.

Por otro lado, al abordar la sinodalidad como una de las herencias del Pontífice argentino en la actual puesta a punto eclesial, León XIV la presenta como «antídoto» a la polarización. A la par, la defiende como un modelo de Iglesia «cuyo enfoque principal no esté en una jerarquía institucional, sino en un sentido de ‘nosotros juntos’».

Eso sí, admite que hay católicos que se han sentido amenazados por este planteamiento, en concreto, «obispos o sacerdotes pueden sentir que la sinodalidad me va a quitar autoridad». «La sinodalidad no se trata de eso, y quizás su idea de cuál es su autoridad esté un poco desenfocada, sea errónea», explica. Y aclara que el proceso abierto no busca «transformar la Iglesia en una especie de gobierno democrático». Es más, dejan entrever que «la democracia no es necesariamente la solución perfecta para todo».