Santoral
¿Qué santo se celebra hoy, jueves 14 de septiembre? Todo lo que debes saber del santoral de hoy
Hoy destacamos la vida de San Cipriano de Cartago, un obispo que supo mantener la fe durante los terribles tiempos de la Iglesia primitiva y la persecución romana
El santoral es un calendario que contiene los nombres de los santos y las fechas en que se celebra su festividad. En la tradición católica, se celebra la vida y obra de los santos, quienes son considerados modelos de virtud y ejemplo a seguir. Además, muchos padres también utilizan el santoral del día en el que nacen sus hijos para elegir el que será su nombre.
Este jueves, 14 de septiembre, se conmemora a varios santos y santas de la cristiandad, entre los que se destacan San Alberto de Castro Gualteri, San Cipriano de Cartago, San Gabriel Taurino Dufresse, San General Mártir, San Materno de Colonia, Santa Notburga de Eben, San Pedro de Bellevaux, Santa Salustia de Roma y el Beato Claudio Laplace.
Todos ellos demostraron que siempre podemos encontrar la fuerza para mantenernos fieles a nuestros principios, aun frente a la persecución y la adversidad, como hicieron ellos. Desde el periódico LA RAZÓN, este jueves destacamos el santoral de San Cipriano de Cartago, un obispo que supo mantener la fe durante los terribles tiempos de la Iglesia primitiva y la persecución romana.
¿Quién fue San Cipriano de Cartago?
Cipriano, también conocido como Tascio, nació alrededor del año 210 en el norte de África, posiblemente en Cartago, donde más tarde se convirtió en obispo. Antes de su conversión, trabajaba como abogado en Cartago. Sin embargo, decidió convertirse al cristianismo después de ver la vida virtuosa de los cristianos y sentirse perturbado por la inmoralidad pública y privada que observaba en su trabajo.
En sus propios escritos, Cipriano describe cómo el presbítero Cecilio lo guió en su preparación para la fe y cómo se comprometió a vivir una vida de caridad y castidad. También hizo un voto de continencia y donó sus posesiones a los pobres. Cipriano fue ordenado presbítero debido a su autoridad, virtudes y obras de caridad. Sin embargo, cuando el obispo de Cartago murió en 248-249, cinco presbíteros se opusieron a su elección como sucesor y amenazaron con causar un cisma.
Durante su episcopado, Cipriano se enfrentó a tres problemas importantes: la controversia de los lapsos, el cisma de Novato y Felicísimo, y la controversia de los rebautizantes. La controversia de los lapsos surgió después de la persecución del emperador Decio en el año 249 y muchos cristianos abandonaron su fe. Cipriano permitió que algunos de ellos regresaran a la Iglesia, pero debían cumplir una penitencia. El cisma de Novato y Felicísimo fue promovido por dos ambiciosos hostiles que se opusieron a Cipriano desde el principio y que excomulgaron a los cismáticos para evitar problemas mayores. Durante la peste que afectó al Imperio entre 252 y 254, Cipriano organizó eficazmente la caridad entre cristianos y paganos.
En el año 254, el papa Esteban y Cipriano discutieron la controversia de los rebautizantes. Esta discusión se centró en si el bautismo de las comunidades heréticas o cismáticas era válido o no, y si era necesario rebautizar a los conversos. Mientras Roma consideraba válido el bautismo, Cipriano y otros obispos creían que era necesario rebautizar a los conversos. La discusión terminó cuando ambos líderes fueron martirizados en menos de dos años.
En el año 257, Valeriano promulgó su primer edicto contra las reuniones de los cristianos y Cipriano fue detenido, interrogado y desterrado a Cúrubis. Después de un año en el exilio, fue llamado de vuelta por el nuevo procónsul y se negó a presentarse en Utica, donde estaba el procónsul. Fue detenido el 13 de septiembre y condenado a morir decapitado el día siguiente. Su muerte produjo una profunda impresión en toda el África cristiana y su culto se hizo muy popular, especialmente en Cartago.
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